Seguramente te ha ocurrido que compras ciertos alimentos o bebidas empaquetadas y las olvidas en la alacena por mucho tiempo, dejando que llegue su fecha de caducidad y sea dudoso consumirlo.
En el caso del café, también existe un etiquetado en la que se recomienda molerlo o prepararlo bajo ciertas indicaciones.
¿Hace daño tomar café caducado?
La fecha de caducidad en los alimentos, incluido el café, generalmente indica la fecha límite hasta la cual el fabricante garantiza la calidad óptima del producto. Después de esa fecha, es posible que el sabor, el aroma y la frescura del café se vean comprometidos.
Sin embargo, la fecha de caducidad no es una indicación precisa de la seguridad alimentaria, especialmente en el caso del café.
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El café en sí mismo no es un ambiente propicio para el crecimiento de bacterias u otros microorganismos debido a su contenido de cafeína y su pH bajo. Por lo tanto, en ese sentido, beber café caducado no representa un riesgo significativo para la salud, especialmente si se ha almacenado adecuadamente en un lugar fresco, seco y hermético.
Lo que ocurre con el café caducado
No obstante, es importante destacar que el café caducado puede perder gran parte de su sabor, aroma y calidad. Con el tiempo, los aceites esenciales presentes en los granos de café se oxidan, lo que puede resultar en un sabor rancio o desagradable.
Además, el café molido puede perder rápidamente su frescura, ya que está expuesto al aire y la humedad, lo que afecta negativamente su sabor.
Si tienes café caducado, lo recomendable es evaluar su apariencia y olor antes de consumirlo. Si el café parece estar en mal estado, tiene moho o un olor desagradable, es mejor desecharlo.
Finalmente, si tiene un aspecto normal y no presenta signos de deterioro, puedes probarlo, pero ten en cuenta que es posible que no tenga el sabor y la calidad óptima. Para evitar este tipo de situaciones, lo mejor siempre es comprar la cantidad adecuada que se consumirá de café, así evitarás guardarlo o desecharlo.