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Esta es la razón por la que las bolsas de papas crujen tanto

No es al azar, estos sonidos podrían ser responsables de que algunos consuman demasiadas frituras

El sonido en los alimentos provocan más “gusto”, según expertos.Créditos: ESPECIAL/FREEPIK
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El sonido de las bolsas de frituras es algo que todos hemos escuchado, y para muchos, es muy placentero. Hay algo en el crujir de este tipo de alimentos que nos resulta irresistible y a menudo nos lleva a comer más lo que deberíamos. Esto, según investigaciones, tiene una razón.

El sonido de las bolsas de frituras —además de exhibirnos—, provoca que aumente la experiencia sensorial que hace que las frituras parezcan más frescas. Este crea una anticipación emocional en nuestro cerebro, lo que nos hace sentir emocionados y expectantes sobre lo que hay dentro.

El sonido de las bolsas de Cheetos podría generar una expectativa y antojo. ESPECIAL/UNSPLASH

Un estudio de 2015, realizado por investigadores de la Universidad de Oxford, encontró que las personas amamos el crujir de los alimentos y cualquier otro sonido que provoquen, y eso es importante para la experiencia del consumidor. “(El sonido) es el sentido del sabor olvidado”, expresó Charles Spence, profesor de psicología experimental. “Cuando escuchamos el sonido de las papas fritas, puede alentar a las personas a comenzar a salivar, como los perros”.

De acuerdo con el investigador, el cerebro intenta detectar correlaciones en el entorno “para evaluar qué tan sabrosa es la comida”. El sonido de la bolsa mientras se toman las frituras, también tiene que ver.

Esto también ocurre cuando las personas abren una botella de refresco y cuando lo sirven en un vaso e, incluso, el sonido de las burbujas al estallar.

De acuerdo con investigaciones, el sonido del empaque, los alimentos y del entorno podría influir en el sabor. ESPECIAL/UNSPLASH

El análisis, que fue publicado en la revista especializada Flavor, también sugiere que los sonidos del entorno podrían influir en esta degustación. Al respecto, Spence explicó: “Si como comida italiana y escucho música de esa región, puede que perciba la comida como más auténtica”.

Otra investigación, financiada por la compañía multinacional Unilever, concluyó que este sonido en los alimentos también influye en la cantidad; es decir, cuando escuchamos estos sonidos, comemos más.