México tiene con una gran variedad de bebidas alcohólicas destiladas de diferentes tipos de agave, una de ellas es el mezcal, que cuenta con la denominación de origen; es decir, solo se puede producir en el país y en ciertas entidades.
Una de las marcas más populares de mezcal es "400 Conejos", que pertenece a la tequilera Casa Cuervo, el cual fue analizado por la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) en marzo del 2022.
En su estudio, la Profeco verificó que "400 Conejos" cumpla con la información al consumidor, su contenido neto y alcohólico, componentes volátiles y extracto seco.
De acuerdo con los resultados del análisis, la marca de mezcal en cuestión es fiel a los datos que presenta en su etiquetado, así como al contenido que declara; además, sus componentes volátiles cumplen con las normas mexicanas.
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Respecto al contenido alcohólico del producto, la Procuraduría encargada de cuidar los derechos de los consumidores encontró que declara 38%, pero cuenta con 38.3%; sin embargo, esto no representa ningún problema, ya que existe una tolerancia de hasta 0.5%.
La variedad de "400 Conejos" analizada fue el mezcal artesanal joven, producido en Oaxaca, uno de los 13 estados que cuentan con el permiso para hacer dicho destilado.
La Profeco explica que el mezcal artesanal se considera tradicional, aunque con un poco de ayuda de nuevos procesos. Para su producción, el agave se puede cocinar en hornos de piedra volcánica y destilarse en alambiques de cobre.
La institución también detalla que el mezclar joven o blanco es incoloro y translúcido, ya que no está sujeto a ningún tipo de proceso posterior a su destilación.
¿Por qué el mezcal "400 Conejos" se llama así?
El nombre del mezcal "400 Conejos" se remonta a una tradición religiosa nativa mesoamericana, la cual solo permitía que los sacerdotes establecieran un canal de comunicación con los dioses, que lograban tomando bebidas elaboradas a base de agave.
De acuerdo con el portal de la marca, los dioses de las bebidas se llamaban colectivamente centzon-totochtin (400 Conejos) en náhuatl; el número 400 era sinónimo de “innumerable” e “incontable”.
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