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¿Qué significa la palabra "Mechudo" y por qué nos referimos así al trapeador? No lo creerás

Lo usamos todos los días, pero pocos saben cómo surgió y por qué algunas personas lo llaman de esta manera

Al utensilio de limpieza también lo conocen como “trapeador”, “mechudo” o “fregona”.Créditos: ESPECIAL
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¿Trapeador o mechudo?  Resulta que ambas palabras pueden referirse a lo mismo. En México y Latinoamérica, es común encontrar este tipo de palabras o expresiones que, si se tradujeran, sería muy difícil entenderlas por su contexto.

De acuerdo con la Real Academia Española (RAE), “trapeador” —que hace referencia al utensilio del hogar con el que limpiamos el piso— es más común en países como Colombia, Cuba, Ecuador, El Salvador, Honduras, Nicaragua y México.

Mientras que en Argentina, algunas regiones de Ecuador y zonas de México, también se le dice “mechudo”.  Incluso en España también se refieren a este como “fregona”, según indica la institución.

El trapeador o mechudo sirven para el aseo del hogar. ESPECIAL/UNSPLASH

Sobre este término, la RAE lo define como a una persona que tiene mechas de pelo, mechones o greñas. De ahí su origen, ya que el trapeador es un palo de madera o plástico que tiene unas cerdas de tela en uno de sus extremos.

La Asociación de Academia de la Lengua Española, que se encarga de traducir algunos términos de acuerdo a su contexto, subraya que se trata de un “utensilio de limpieza que sirve para sacar brillo al piso”.

¿Quién inventó el trapeador o el mechudo?

Según datos del medio Europa Press, el inventor del trapeador fue el español Emilio Bellvis Montesano, y es calificado como el mejor invento español del siglo XX.

Existen distintos tipos de "mechas" en los trapeadores. ESPECIAL

En aquel entonces, este invento supuso una revolución laboral y social, ya que mejoraba la calidad de vida de las personas que se dedicaban al aseo.

En la década de 1990, el mechudo tuvo un avance en su diseño gracias a la estadounidense Joy Mangano, quien añadió un escurrido automatizado sin la necesidad de mojarse las manos; lo llamaron “el trapeador milagroso”.