Aunque podrían parecer lo mismo, el caldo de pollo y de gallina son muy diferentes, empezando por su sabor, ya que el del segundo platillo es más fuerte.
El caldo de pollo se prepara con carne de gallo o gallina joven, el cual lleva cebolla, ajo y algunas hierbas aromáticas, según la región y costumbres.
En tanto, el caldo de gallina se elabora con carne de gallina madura, por ello también es conocido como caldo de gallina vieja, señala el portal Larousse Cocina; en algunos lugares, la gallina es criada en casa.
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"Los caldos de gallina recuerdan al México campirano, rural y de rancho, pues es en esos lugares donde existe un verdadero arraigo por este tipo de caldo, y donde también se crían las gallinas, especialmente para su consumo, aunque también en las ciudades se acostumbra mucho comerlo", señala la fuente mencionada.
Se considera que el sabor de la gallina es mucho mejor; por lo tanto, el caldo que se hace con ésta es mejor que el caldo de pollo, aunque éste es más popular.
¿Cuáles son los beneficios del caldo de pollo y de gallina?
El caldo de pollo y de gallina tienen prácticamente los mismos nutrientes; sin embargo, podría decirse que uno de ellos sí es un poco más saludable.
Ambos caldos son ricos en hierro; y selenio, que ayuda a prevenir y controlar enfermedades cardiovasculares, cerebrovasculares y colesterol alto.
Dichos platillos también aportan vitamina B12, vitamina C, antioxidantes, vitamina A y D, aunque también depende de los ingredientes con que sean elaborados.
La diferencia entre el caldo de pollo y de gallina, hablando nutricionalmente, es que el primero tiene mayor cantidad de grasa que el segundo, más en los casos en que la gallina es criada en casa, porque su alimentación es a base de maíz y hierbas.
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