Existen algunos alimentos que solo personas de la clase alta pueden darse el lujo de comprar y probar, y uno de ellos es el oro comestible.
El oro comestible es considerado uno de los ingredientes más costosos en el mundo; por lo general, se usa para decorar carnes, pizzas, chocolates y postres.
Una lámina de 10 miligramos (mg) de dicho metal adaptado para ser consumido cuesta al rededor de 40 dólares; es decir, poco más de 720 pesos, según la cuenta de TikTok "La Fuerza del Saber".
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Aunque el oro comestible no tiene olor ni sabor y eleva el precio de los alimentos a costos increíbles, se ha convertido en uno de los ingredientes más populares en la alta gastronomía.
¿Cuál es el oro que se come?
Para preparar el oro comestible se utilizan pepitas de dicho metal de bajos quilates, las cuales son fundidas y prensadas en láminas delgadas, que simulan la apariencia de una hoja de papel; después, se baten para disminuir su espesor al máximo.
En primer lugar, las pepitas de oro funden en un crisol a mil 200 grados; luego, el oro fundido se vierte en un molde y se forma un lingote, que se enfría y prepara para laminar.
El lingote de oro pasa por unos rodillos para convertirlo en una fina lámina de un espesor de 0.015 milímetros (mm); es decir, tres veces menor al de un cabello humano.
El siguiente paso es cortar la lámina en cuadrados, los cuales se colocan en pedazos de papel, para llevarlos al proceso de batido, que dura entre 45 minutos y una hora.
Al concluir el batido, se obtiene una lámina de oro de un espesor de una diezmilésima de milímetro; por lo tanto, son extremadamente delicadas.
Por último, las láminas de oro se cortan con mucho cuidado y colocan un pedazo de papel, lo cual se hace soplando sobre el producto; o sea, el proceso no es muy higiénico, ya que pueden caer gotas de saliva en éste.
A pesar de que el metal que se utiliza para producir las láminas de oro comestible es de bajos quilates, su precio es muy alto y solo la clase alta lo puede pagar.