Cuando las mujeres están embarazadas no solo es su cuerpo el que sufre algunos cambios, sino también su alimentación. La llegada de un nuevo ser también está acompañada de algunas restricciones en su dieta diaria debido a que hay ciertas carnes o comestibles que no son aptos para quienes están gestando una nueva vida.
Y como ocurre con muchas otras cosas, hay un sinfín de mitos sobre lo que una embarazada debería o no comer, como el café, los mariscos y otros alimentos como el pollo. A veces confiamos ciegamente en lo que alguien más nos dice, pero no tenemos idea de si es verdad, y a continuación te lo diremos.
¿Las embarazadas pueden comer pollo?
El Consejo Mexicano de la Carne destaca que el pollo tiene una gran variedad de nutrientes como proteínas, vitamina 3, lípidos y minerales como calcio, zinc, sodio, potasio y magnesio.
Ahora con lo anterior como base, es importante aclarar que las mujeres embarazadas pueden consumir sin ningún problema pollo. No obstante, se debe prestar especial atención a la cocción de esta carne blanca, ya que si está crudo o no se cuece correctamente, entonces sí podría generar problemas de salud, como la infección conocida como listeriosis.
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El medio Medline Plus detalla que la bacteria se encuentra en animales salvajes y domésticos. “La infección al comienzo del embarazo puede provocar un aborto espontáneo. Las bacterias pueden atravesar la placenta e infectar al feto. Las infecciones a finales del embarazo pueden conducir a parto de mortinato o a la muerte del bebé al cabo de unas pocas horas de nacido”, explicaron.
Así que si estás embarazada, y quieres seguir comiendo pollo, solo asegúrate de cocinarlo muy bien, para evitar cualquier riesgo.