En los últimos años, la sal del Himalaya se ha vuelto cada vez más popular entre las personas que buscan cuidar su salud y su alimentación, desplazando a la sal de Mar. ¿Qué diferencias tienen y cuál es mejor para la salud?
Existen muchos mitos alrededor de la sal del Himalaya y de la sal de mar por lo que muchas personas se guían a la hora de elegir cuál de estas se llevan a casa, pero la realidad es que son casi idénticas.
¿Cuál es la diferencia entre la sal del Himalaya y la sal de mar?
Antes que todo, debes saber que la sal del Himalaya no se obtiene de la famosa cordillera asiática, en realidad se extrae de la mina de sal Khewra Salt en la zona montañosa del Punjab, en Pakistán, y de otras minas.
Aunque se ha dicho que la sal rosa tiene más minerales que la sal común o la sal de mar, los especialistas en alimentos aseguran que esta diferencia es insignificante si se considera que el consumo de esta es mínimo en comparación con otras fuentes de estos minerales.
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En realidad, la principal diferencia entre la sal del Himalaya y la sal de mar es que su procesamiento, color y sabor. Ya que la sal de mar se obtiene de forma natural por la evaporación provocada por el sol y el viento, lo que le permite conservar nutrientes esenciales para el cuerpo como el potasio y el calcio.
Debido a esto, la sal de mar es considerada más saludable que la sal de mar, pues según el Instituto Macrobiótico de España, esta no ha sido refinada, ni tratada químicamente, lo que le da un mejor sabor.
En cambio, la sal del Himalaya obtiene su característico color rosado debido al óxido de hierro y a las impurezas que contiene. Sin embargo, muchas personas aseguran que se necesita menos cantidad de ella para conseguir la misma intensidad de salado, lo que permitiría consumir menos sal.
En cualquier caso, los expertos en nutrición destacan que la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda consumir menos de 5 gramos de sal por día, sin importar de cual de estas se trate.
Y es que consumir sal en exceso puede producir enfermedades cardiovasculares, accidentes cerebrovasculares, infarto al miocardio, diabetes, hipertensión y daño renal.