La almohada es la reina del descanso pues cada día nos regala momentos de gran comodidad, incluso se ha convertido en nuestro paño de lágrimas, la mejor consejera y nuestra aliada de esas largas noches de insomnio; sin embargo, al mismo tiempo podría ser tu gran enemiga, ya que puede ser la responsable de tus alergias.
Sí, aunque creas que tu cojín es un artículo inofensivo que no se encarga más que de brindarnos confort a la hora de acostarnos o dormir, la realidad es que también puede ser terriblemente dañina para tu salud.
¿Por qué la almohada puede causar alergias?
Y es que la almohada podría ser la casa de millones de desagradables y peligrosos compañeros de cama, tal como lo son la suciedad, bacterias y gérmenes.
A pesar de que usualmente se utiliza una funda suave para proteger y cubrir a nuestro cojín, debajo de esta se ocultan múltiples microorganismos que pueden afectar gravemente a nuestra piel y nuestra salud.
Te podría interesar
Conforme pasa el tiempo las almohadas absorben el sudor, la suciedad que se pega a nuestro cabello durante el día, restos de maquillaje y células muertas de la piel, lo que dará como resultado un enorme campo de gérmenes.
De acuerdo con investigadores de la Universidad de Manchester, Reino Unido, tras analizar decenas de almohadas en uso descubrieron 16 esporas de hongos diferentes, un millón de bacterias y microbios.
Este tipo de microorganismos fueron relacionados con alergias, así con problemas cutáneos, pulmonares y hasta infecciones respiratorias.
Cabe señalar que los padecimientos pueden incrementar con el uso de almohadas con relleno de plumas de ganso, pato o de oca, pues debido a su origen orgánico son más propensas a provocar alergias aun cuando esos materiales estén manipulados en medios inocuos y reciban tratamientos especiales.
Para evitar desarrollar alergias a consecuencia de las almohadas, los especialistas recomiendan comprar un nuevo cojín cada dos años, pues además te asegurarás de lograr un descanso adecuado.
Respecto a la limpieza se aconseja cambiar las fundas una vez a la semana como mínimo; las fundas interiores por lo menos una vez al mes, y las almohadas tienen que pasar por la lavadora de dos a tres veces al año.