Usar una toalla mojada, lavar los trastes o sudar es algo que hacemos a diario, pero en pocas ocasiones somos conscientes de que nuestro cuerpo está “sintiendo” la humedad, porque lo cierto es que no lo hace, ya que nuestra piel no tiene receptores para ello.
De acuerdo a un experimento realizado por investigadores británicos de Loughborough University y Oxylane Research, los humanos percibimos la humedad a través de “una combinación de nuestra habilidad para sentir el frío”, la presión y textura de las cosas.
Se trata de una ilusión de perspectiva que nuestro cerebro realiza con experiencias que ha vivido antes, a través de los estímulos que nos han dicho que algo “estaba húmedo”.
El experimento -según explicó el sitio Neuroscience- estuvo compuesto por 13 estudiantes universitarios varones sanos, donde se les expuso a estímulos húmedos cálidos, neutros y fríos. Los investigadores examinaron sitios en los antebrazos de los sujetos y las yemas de los dedos. Descubrieron que la percepción húmeda aumentaba a medida que disminuía la temperatura.