Existen variedades de queso que no se deben guardar en el refrigerador y son bastante resistentes a la intemperie, no así el queso amarillo, el cual sí debe resguardarse a bajas temperaturas. Este producto lácteo suele utilizarse mucho dentro de la fast food (comida rápida), sobre todo al momento de elaborar hamburguesas o sándwiches.
El queso amarillo (o mejor conocido como queso americano) no se debe consumir en exceso, debido a que se elabora a partir de los residuos que deja la fabricación de otros quesos como el gouda o el cheddar, de acuerdo con un artículo publicado por la Revista del Consumidor, medio de información de la Procuarduría Federal del Consumidor (Profeco).
¿Existen microplásticos dentro del queso amarillo?
Otro de los problemas que tiene el queso amarillo es la presencia de microplásticos: el youtuber Biología Desde Cero analizó una muestra de una rebanada bajo el microscopio y halló una serie de fibras que, tras un estudio con "filtros analizadores y polarizadores", determinó que eran estos residuos microscópicos de plástico.
Los microplásticos son residuos de la degradación de otros plásticos y suelen tener un tamaño menor a los 5 milímetros, "los plásticos nanométricos pueden pasar a través de las membranas celulares y pueden causar desordenes de alimentación o reproducción", advierte un estudio retomado por el Ministerio de Ambiente de Perú.
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En tanto, un estudio publicado por la revista Scientific Reports advierte que cada persona consume 840 partículas de microplásticos al año, lo que representa un problema para la salud pública. Entre los alimentos donde se han encontrado estos residuos son: té, miel, sal, leche, cerveza, entre otros.
¿Es legal que los alimentos tengan microplásticos?
Sí, aunque depende de la cantidad, al menos en México. La NOM-247-SSA1-2008 determina los niveles permitidos de "materia extraña" que pueden contener los alimentos que se distribuyen en el país. Tales materiales son los siguientes: excretas (excrementos), pelos de cualquier especie, fragmentos de insectos, material plástico, entre otros.
En el caso del pelo de los roedores (como ratas) y fragmentos de insectos, los alimentos con base en cereales no deben contener más de 50 fragmentos en cada 50 gramos de producto. Asimismo, este legislación vigilancia que tampoco exista la presencia de metales pesados como el plomo o el cadmio por cada kilogramo de alimento.
Al ser tan microscópicos, los microplásticos no pueden ser detectados con tanta facilidad en los alimentos procesados... pero no sólo se trata del queso amarillo, ya que estudios han detectado estos residuos en carnes como el pescado y los mariscos, ya que estos animales suelen consumir desechos que se arrojan a los océano.