En el mundo existen numerosas creencias y cultos, de los cuales muchos se mantienen en secreto y es difícil acceder a ellos. Tal es el caso de la Wicca, la religión que practican las brujas.
Sin embargo, contrario al concepto de bruja que todos conocemos y que relacionamos con mujeres con poderes sobrenaturales y vinculadas con adoraciones demoniacas, dicha religión no es practicada por este tipo de seres.
De acuerdo con lo relatado por Gina Avilés en La Mano Peluda para Grupo Fórmula, un grupo de personas que se autodenominan ‘brujas’ practican una religión neopagana llamada Wicca, misma que se ha extendido a diversas partes del mundo.
Esta creencia surgió en el año de 1954 gracias a Gerald Gardner, un funcionario jubilado británico, quien retomó prácticas antiquísimas de brujería inglesa y las incorporó a conceptos modernos.
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Según algunos estudiosos de esta religión, se le relaciona con prácticas de brujería de la denominada ‘blanca’. Muchos de sus principios parten de las religiones politeístas antiguas, motivo por el cual, las religiones monoteístas suelen vincularla con prácticas satánicas.
No obstante, la figura de Satán o de cualquier otro demonio no forma parte del imaginario mitológico de la Wicca. En realidad se da “reverencia a las fuerzas creativas de la naturaleza, usualmente simbolizadas por una diosa y un dios”, señaló Scott Cunningham, autor wiccano.
Dicha religión tiene como instrumento base el libro de las sombras, el cual comprende todas las prácticas, creencias, rituales y hechizos de la Wicca, cuyas enseñanzas son transmitidas de forma oral a fin de conservar sus secretos.