El maíz no sólo ha representado a México alrededor del mundo. La tortilla es base de la dieta mexicana, pero el precio del kilo entrará en crisis, una u otra manera, si las demandas de productores, tortillerías e industriales dejan de ser atendidas.
El pasado 19 de abril, campesinos sinaloenses se manifestaron en la Carretera Federal México 15 para exigir un precio en garantía de 7 mil pesos por tonelada de maíz, insumo básico de la tortilla, y de 8 mil pesos por tonelada de trigo.
“Estamos luchando en este momento por no caer en la insolvencia o el quebranto económico”, dijo a Grupo Fórmula Baltazar Valdez, presidente de Campesinos Unidos de Sinaloa, quienes protestaron para obtener un precio justo por sus cosechas.
De acuerdo con Campesinos Unidos de Sinaloa, el no fijar los 7 mil pesos por tonelada desde los actuales 5 mil 400 pesos, generará que los campesinos dejen de ver rentable sembrar maíz por no ganar el dinero suficiente para mantener su siembra, a su familia y el mínimo indispensable para vivir.
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A su vez, los efectos se verían reflejados en los ciclos de siembra 2024, con lo que se pondrá en riesgo la oferta, encareciendo los precios y con el tiempo esta bola de nieve alcanzaría al precio del kilo de tortilla, advirtieron los productores.
“Por cada peso que invertimos ganamos 20 centavos. Los industriales, hablando de las propias empresas como Maseca, han declarado un 520 y tantos por ciento de rentabilidad o utilidad. Esto quiere decir que ellos invierten un peso y sacan 5 o más en esos términos”, explicó.
Los productores agrícolas en México rigen sus precios bajo la Bolsa de Chicago, lo que implica que en situaciones como la Guerra de Rusia contra Ucrania, el costo del maíz fluctúa de manera general.
En febrero de 2022, cuando este conflicto bélico inició, el precio del maíz y el trigo comenzó a dispararse. En ese año, la tonelada costaba 2 mil 800 pesos, pero, con el paso de la guerra, el Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA) registró un aumento del maíz que superó los 7 mil pesos por tonelada a finales de 2022 y que ha ido descendiendo desde entonces.
“Ahorita en el caso del maíz andamos en 5 mil 400 (pesos). Si a eso le agregamos que nuestros costos de producción se incrementaron 30 por ciento en promedio, pues nos reduce la rentabilidad a cero”, dijo.
El Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP) señaló que el maíz amarillo ha tenido “de noviembre de 2022 a febrero de 2023 una variación mensual promedio negativa en 3.4 por ciento”, mientras el trigo acumula tres disminuciones anuales, la última de 8.1 por ciento.
“Nadie va a querer sembrar maíz ni trigo cuando el gobierno está soltando la mano y no pudiera compensar esa falta de liquidez por por motivos de los precios referenciado a la bolsa", señaló Valdez sobre los ciclos subsecuentes.
La otra cara: tortillerías e industriales advierten el aumento
Sinaloa es el principal estado productor de maíz en México. La Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader) señaló que el 22 por ciento de este producto (blanco y amarillo) proviene de tierra sinaloense, seguido por Jalisco, Estado de México, Guanajuato y Michoacán.
A inicios de 2023, la inflación afectó fuertemente la economía mexicana. Productores, tortillerías e industriales han visto el golpe del encarecimiento del kilo de tortillas de primera mano.
“Un precio de 7 mil pesos me parece completamente descabellado”, señaló Blanca Estela Mejía Castillo, directora de la Red de Maíz de la Ciudad de México y representante legal del Consejo Rector de la Tortilla.“Establecemos el precio ahorita, estamos en 22 y estos 22, suponiendo nos da un margen de utilidad de 16 por ciento, tenemos incrementos que podemos asumir”, pero de susperarlos encarecerá la tortilla.
Sin embargo, el presidente del Comité Directivo de la Cámara Nacional de la Industria de Producción de Masa y Tortilla en Quintana Roo, Rubén Montalvo Morales señaló que el incremento al kilo de tortilla no se deberá al precio que los productores tengan, si no a los intermediarios que especulan con ese costo para vender el producto más caro.
“Nos interesa que el maíz tenga un buen precio”, dijo a Grupo Fórmula. “El hecho de que se le pague bien el maíz al productor asegura que se mantenga interés en sembrarlo y que haya disponibilidad del producto”.
De acuerdo con el especialista el año pasado y antepasado se especuló mucho con el precio de la tortilla gracias a “los grandes acaparadores”, o intermediarios, que adquirieron el maíz a bajo precio y lo vendieron mucho más caro.
“El productor de alguna manera está mal pagado y el que recibe toda la utilidad es el intermediario”, señaló.
El problema en el área de las tortillas, coinciden ambos especialistas, es que si no cambian los intermediarios, las deudas incrementarán para los pequeños comercios y por ende el kilo de tortilla aumentará también.
“Al tortillero lo pone en una situación en la que puedes perder hasta su patrimonio”, señaló Blanca Mejía, quien también tiene una tortillería. “No es que el tortillero no quiera pagar es que se generan deudas impagables que están haciendo que las harineras tengan por las anginas al tortillero”.
Tanto campesinos como tortilleros exigen al gobierno tener políticas públicas que regulen los precios en la cadena de producción. Por un lado, concretar un precio para la tonelada de grano de maíz y por el otro reglamentos claros para la comercialización que sean capaces de impedir la especulación.
Mientras esto no suceda, si los productores no reciben un precio justo, la tortilla podría subir y si los intermediarios no dejan de especular, también seguirá haciéndolo.