La economía mexicana se enfrenta a un panorama adverso y hasta una posible recesión para 2023, esto a causa de diversos factores, pero sobre todo de la inflación que ha alcanzado el 8 por ciento, según cifras del Inegi. En contraste, el peso mexicano mantiene su precio frente al dólar y hasta ahora no hay avisos de una devaluación.
A lo largo de su historia, México se ha enfrentado a la devaluación y la inflación, fenómenos económicos que generan estancamiento e impactan en la economía familiar. La última ocasión que ambos factores 'detonaron' fue en 1995, tras el llamado 'error de diciembre', cuando la inflación fue del 51 por ciento y el peso tuvo que ser devaluado hasta en un 15 por ciento.
¿Cuál es la diferencia entre devaluación e inflación?
La principal diferencia es que la devaluación sólo aplica para el tipo de cambio y la inflación para el índice de precios. Cuando se habla de devaluación aplica a la política monetaria de un país y el valor de una divisa frente a otras, lo cual se conoce como tipo de cambio, en resumidas cuentas es "la reducción en el valor de la moneda nacional", según el Banco de México (Banxico).
En cambio, la inflación es el aumento descontrolado de los precios de bienes y servicios, al interior de un país y durante un tiempo prolongado. Banxico explica que la inflación es cuando administramos una cantidad de dinero (por ejemplo, el sueldo) y "ya no alcanza para comprar lo mismo que antes".
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La devaluación y la inflación son fenómenos macroeconómicos, pero que afectan a la microeconomía, es decir, a los trabajadores y las empresas. Ambos impiden que las economías crezcan o se desarrollen, además de que impactan en la generación de empleos y en el poder adquisitivo de las personas.
¿Qué es peor, la inflación o la devaluación?
Ni la devaluación ni la inflación son fenómenos deseables en una economía y ambos son igual de perjudiciales. Por ejemplo: si una persona vive en un país con una moneda devaluada, los bienes y servicios que llegan desde otro país (importados) tendrán un mayor costo, es ahí cuando habrá perdido su poder adquisitivo y podría enfrentarse a la inflación.
Por lo general, inflación y devaluación suelen ir de la mano: en Latinoamérica, uno de los principales casos es el de Venezuela, que tuvo una hiperinflación entre 2014 y 2017... es decir, los alimentos eran mucho más caros y se necesitaba mucho dinero para adquirirlos, lo que hizo a la moneda perder su valor y, sobre todo, poder adquisitivo a las familias.