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¿Qué son los dólares de cara pequeña y por qué valen distinto que los de cara grande?

El tener dólares de cara pequeña se ha vuelto un dolor de cabeza para inversores y ahorristas.

Tener dólares cabeza chica se ha vuelto un dolor de cabeza para muchas personas Créditos: Juan Carlos García
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En los últimos años se ha hecho más evidente un fenómeno que se ha convertido en un dolor de cabeza para inversores, ahorristas y familias, esto a causa de los llamados dólares de “cabeza chica o “cara pequeña”.

Se trata de billetes estadounidenses antiguos que se imprimieron entre 1914 y 1996 y que en la actualidad siguen en circulación, en los cuales, aparece una pequeña efigie en el centro de algún personaje norteamericano dentro de un marco ovalado.

Mientras que en los dólares impresos entre 1996 y 2003, los retratos aparecen de un tamaño mayor, incluso el marco ovalado llega hasta los bordes del billete.

También circulan otros billetes impresos en 2004, conocidos como “los azules”, los cuales, están atravesados por una banda de seguridad de ese mismo color, no tienen marco y la imagen es de un tamaño mayor.

Pese a que los tres billetes estadounidenses son vigentes y son aceptados tanto en el país norteamericano como en cualquier lugar del mundo, hay sitios donde realizar compras con los llamados cara pequeña representa un gran problema.

Y es que muchos países de América Latina no aceptan este papel moneda para comprar una casa, un automóvil, ni para adquirir un celular o una computadora.

¿Por qué se rechaza a los billetes cara pequeña?

La razón por la que el billete de cara chica es rechazado en múltiples lugares es nada más y nada menos que por un malentendido.

Un diario económico estadounidense publicó una nota donde un funcionario de la Reserva Federal mencionó que hace muchos años se dejaron de imprimir estos billetes, por lo que la gente supuso que se sacarían de circulación.

Lo anterior llevó a que la gente ya no quiera tener en su poder estos billetes, aún pese a que se ha reiterado que siguen siendo válidos.

Incluso la gente ha preferido acudir a las llamadas cuevas financieras para intercambiar los billetes viejos por nuevos, aunque esta acción implique una cotización entre un uno por ciento y un cinco por ciento menor que el valor original de los billetes.