Las tarjetas de crédito sin anualidad son una buena opción para todos los clientes que no quieren pagar una comisión a las instituciones financieras, aunque no cuentan con tantos beneficios como las opciones con pago; aunque, en algunas ocasiones, los usuario deben tener una cuenta y comprobar cierta cantidad de ingresos.
Una tarjeta de crédito sin anualidad suele tener una tasa de interés más alta a la hora de realizar compras, menores beneficios o pedir requisitos adicionales como gastar un mínimo mensual. Es importante señalar que este tipo de tarjetas le convienen a quienes las usan muy pocas veces o en ocasiones especiales, según BBVA.
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De acuerdo con dicha institución financiera, un 'plástico' sin anualidad forma parte de la línea de crédito llamada revolvente, misma que se renueva cada mes y que contempla un máximo de dinero que puede prestar, siempre y cuando, el cliente lo devuelva en la fecha establecida.
Entre las tarjetas de crédito sin anualidad se encuentran:
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- Citibanamex Simplicity.
- Nu.
- HSBC Zero.
- Bancoppel.
- Banregio.
- Vexi México.
- Rappi Card.
Por ejemplo, en el caso de la tarjeta Citibanamex Simplicity, los solicitantes deben tener un ingreso fijo mensual de 7 mil pesos y para exentar la anualidad tienen que hacer una compra mínima de un peso al mes. Uno de sus beneficios es que da 2x1 en boletos de Cinépolis.
Mientras que en el caso de la tarjeta HSBC Zero, los solicitantes necesitan un ingreso mínimo de 5 mil pesos mensuales, sumado a que otorga un 3 por ciento de bonificación en los 30 días posteriores a la activación y en compras a partir de seis meses sin intereses.
BanCoppel es de las pocas tarjetas que se puede tramitar con o sin comprobante de ingresos, aunque no frece tantos beneficios como otras opciones. Caso contrario a lo que pasa con la tarjeta de Banregio, donde los clientes tienen que demostrar ingresos por 10 mil pesos mensuales.
Recuerda que para tramitar una tarjeta de crédito (con o sin anualidad), todas las personas tienen que contar con identificación oficial, ser mayores de 18 años y, en algunos casos, ser sujeto a crédito, lo cual significa tener un historial crediticio y una buena calificación en el Buró de Crédito.