Alma trabajaba en el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), pero durante los primeros meses de 2022 se quedó sin empleo. La falta de oportunidades laborales provocó que buscara otras alternativas para tener un ingreso monetario y Deyanira, su amiga, le recomendó unirse a Onna Bugeisha, una colectiva feminista que realiza protestas pacíficas contra la violencia económica.
“Encontrar trabajo no ha sido nada, nada sencillo, entonces el hecho de estar aquí me ha ayudado muchísimo en este momento para salir un poquito adelante”, relató en entrevista con Grupo Fórmula.
Los colectivos y mercaditas feministas en las que sus integrantes protestan contra la violencia económica y, en algunos casos, contra la violencia de género empezaron con convocatorias que algunas mujeres hacían para vender diferentes productos dentro de las estaciones de Sistema de Transporte Colectivo Metro, como Chabacano, de acuerdo con la doctora Carla Carpio, investigadora del Centro de Investigaciones y Estudios de Género (CIEG) de la Universidad Nacional Autónoma de México.
La investigadora detalló a Grupo Fórmula que la persecución policiaca y los conflictos con otros comerciantes que se ubican en las instalaciones del Metro provocaron que las mujeres se trasladaran a plazas públicas, principalmente de la zona centro de la Ciudad de México y así se fueron conformando las mercaditas y colectivas.
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Las mujeres que conforman las mercaditas feministas no tienen puestos fijos, sino que colocan mantas en el piso con los productos que venden; en algunos casos ponen lazos para colgar ropa, en otros llevan mesas y sólo en algunos ciertas estructuras que les permiten exhibir sus productos.
“Lo que hacen es manifestarse por medio de pancartas y algunas consignas que gritan en algunos momentos respecto a diferentes tipos de violencia hacia las mujeres. Principalmente su objetivo es combatir lo que ellas han identificado como violencia económica”, señaló la doctora Carla Carpio.
Las mercaditas se expandieron tras la llegada de la pandemia de COVID-19, lo que coincide con un incremento en la violencia de género.
¿Qué es la violencia económica?
El artículo 6 de la Ley General de Acceso de las Mujeres a una vida Libre de Violencia define la violencia económica contra las mujeres como toda acción u omisión que afecta la supervivencia económica de la víctima.
La cual se manifiesta a través de limitaciones encaminadas a controlar el ingreso de sus percepciones económicas y mediante la percepción de un salario menor por igual trabajo en un mismo centro laboral.
Las mercaditas feministas reconocen que este tipo de violencia puede ser ejercida por un agresor o por el Estado, según la investigadora del CIEG. Ello, debido a la falta de oportunidades de trabajo y a la precarización de los empleos.
Al respecto, la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH) 2021 arrojó que el 16.2 por ciento de las mujeres mayores de 15 años han sufrido violencia económica, patrimonial o laboral en los últimos 12 meses.
Además, 20.8 por ciento de las encuestadas indicó haber sido víctima de violencia laboral. En este sentido, la discriminación ocupó el primer lugar, con 21.7 por ciento.
Los tipos de discriminación más frecuentes entre las mujeres fue que tuvieron menos oportunidad para ascender, con 10.8 por ciento, y que reciben menos salario que sus compañeros que realizan el mismo trabajo que ella, con 9.8 por ciento.
En el ámbito familiar, el 3.1 por ciento indicó haber vivido violencia económica y patrimonial. Mientras que el 8.1 por ciento dijo que fue víctima de este tipo de violencia por parte de su pareja.
Ante esta situación, las mercaditas feministas no sólo se dedican a vender productos, sino que realizan intercambios o trueques de cosas que unas necesitan, pero otras ya no ocupan; así como talleres y espacios de reflexión o convivencia.
Allegra, fundadora de la colectiva Onna Bugeisha, comentó en entrevista que hacen círculos de lectura de libros feministas en los que pueden participar las personas que pasan por el parque; en ocasiones organizan pláticas con especialistas, como psicólogas; clases de yoga, aromaterapia, zumba; hacen campañas informativas entre ellas y organizan diferentes talleres en los que las integrantes pueden aprender a hacer collares hasta toallas femeninas de tela.
Mercaditas han contribuido a que mujeres enfrenten la violencia económica
Ixchel pertenece a la colectiva Onna Bugeisha desde hace 1 año y vende joyería. Ella trabaja en una oficina de lunes a viernes, pero su salario no le alcanza para cubrir sus gastos y los de su hija.
Por ello, decidió integrarse a la mercadita tras su fundación para tener mejores ingresos. La mamá de Ixchel también se unió, ella es jefa de familia y no tiene un empleo remunerado.
“En nuestro caso ha tenido impacto uno en lo económico y dos ha sido aprender a querernos, qué derechos tenemos, como defendernos. También nos ha ayudado a que hemos aprendido a hacer diferentes cosas, con los talleres nos explican cómo hacer bolsos, stickers, carteles, diferentes tipos de actividades”, mencionó a Grupo Fórmula.
Deyanira también lleva un año en la colectiva, antes era comerciante y vendía distintos productos en diferentes tianguis. Sin embargo, sostuvo que decidió integrarse a Onna Bugeisha porque hay oportunidades de crecimiento personal, han aprendido a hacer diferentes cosas y porque considera que es importante protestar contra la violencia económica y de género. Ahora vende ropa de segunda mano, junto con Alma.
“A mí en lo particular me ha hecho ver que sí se puede salir adelante, ser independiente económicamente. El hecho de aportar algo a nuestros hijos, a nosotras mismas o a la casa, creo que es una parte muy importante porque muchas veces se nos denigra por ser mujeres en todos los ámbitos hasta profesionalmente. Aquí hemos encontrado el cobijo, la empatía”, comentó.
Mónica es diseñadora de lencería y resaltó que sus ingresos han mejorado desde que se unió a la colectiva. También lleva un año y antes de entrar promovía su marca en bazares de diseño mexicano, pero en ocasiones la renta del espacio era más cara que el dinero que obtenía por las ventas. Así que decidió probar en las mercaditas
“Han mejorado los ingresos y ha mejorado el flujo de personas que conocen la marca. Tanto como en persona aquí, como en redes sociales”, afirmó.
Navy coincidió con Mónica; en su caso vende aceites de aromaterapia y tiene poco tiempo en CDMX. Antes vivía en León, Guanajuato, y sus ventas exclusivamente eran por redes sociales, Facebook e Instagram, pero no siempre vendía sus productos.
“A mí me pasaba que a veces no tenía la certeza de vender por internet y aquí sé que si vengo hasta me siento más relajada en la semana porque sé que por lo menos voy a tener para comer en la semana. Aparte si me salen ventas en internet pues me va mucho mejor”, indicó.
Otra de los beneficios para Navy fue que más personas han conocido su trabajo y la han recomendado con otras personas porque se llevan su tarjeta. Lo que ha incrementado sus ventas en línea.
Mujeres también usan las mercaditas feministas para reapropiarse del espacio público
Allegra relató que desde que fundó la colectiva Onna Bugeisha intentó que el parque Río de Janeiro, donde se ubican, se convirtiera en un “punto violeta”, es decir, que las mujeres que pasaran supieran que no sólo están protestando contra la violencia económica, sino que es un espacio seguro para ellas y si llegan a necesitar cualquier cosa o se sienten inseguras se pueden acercar.
La colectiva feminista cuenta con un protocolo de seguridad y con un botiquín en caso de requerirlo. Ello, debido a que también han estado en situaciones de riesgo y expuestas a agresiones.
“Entre nosotras nos hemos cuidado y es hacer un punto violeta un punto morado, donde sepan que pueden acudir con nosotras en algún caso de peligro y que podemos acuerpar a otra compañera o a cualquier mujer”, destacó Allegra.
En este sentido, la maestra Tanisha Silva, quien se desempeña como académica de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, consideró que la reapropiación del espacio público por parte de las mujeres que conforman las mercaditas es importante, ya que no sólo les permite enfrentar la violencia económica y protestar contra ella, sino que sirve para visibilizar el problema.
“Lo que hace ver a la demás gente es la necesidad que tenemos las mujeres por resistir a la violencia económica, pero también otras múltiples violencias de género que se van sumando”, opinó.
La maestra explicó que las mercaditas también representan una lucha constante por demostrar que las mujeres forman parte del espacio público y evitar que las regresen al espacio privado.
En este sentido, Deyanira pidió a las autoridades que tengan empatía con las mujeres que forman parte de las mercaditas y colectivas que protestan contra la violencia económica y dejen de intentar retirarlas de los espacios públicos porque su protesta es pacífica.
“No somos un tianguis, como nos han llamado, nos han llamado vagoneras también o que alguien más nos administra; no es así, porque nosotras aquí somos personas independientes e individuales”, agregó.
Cualquier mujer que quiera protestar contra la violencia económica se puede unir a la colectiva Onna Bugeisha. A través de su cuenta de Instagram publican convocatorias y los requisitos para unirse.