Algunas de mis salidas nocturnas siempre fueron en República de Cuba; esperaba toda la semana para ir y corear las canciones de Fey, JNS y alguna otra de la época de los ochenta en México.
Había una que otra en inglés retumbando como himno, pero las imperdibles eran las cumbias y las que hacían que todos barrieran el piso con los pies a la par en la que bebían y ligaban. Todo al mismo tiempo.
Cuando lo conocí vivía por la Calle Matamoros. Esa calle donde pasaban la media noche y los balazos no se hacían esperar, aquellas sombras que daban miedo.
Durante un año me resguardé en ese pedazo de tierra que ni era del Centro. Es ahí donde me di cuenta que si vives cerca de la 'mera capital' de la ciudad, te pueden comer las energías; no descansas, desperdicias dinero y siempre hay algo que hacer.
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Al entrar a “El Viena”, algunos contaron historias de cómo se ligaron al cronista de México, otros decían que se la pasaba ahí, pues era un lugar de un ambiente agradable y todavía lo era.
Antes se ubicaba al lado del Teatro Blanquita, su giro fue de cantina para hombres de 30 a 50 años. Con el paso de los años, se traspasó a República de Cuba 23 que al ampliar el lugar tenía una fachada similar al de un restaurante.
Sus pasillos no eran aptos para bailar, pero la comunidad se las ingeniaba y conforme pasaron los años, las personas dedicaban un tiempo a llegar al sitio, enfiestarse y después irse a otro bar.
Anteriormente no se le daba permiso a personas de la comunidad ingresar al local, pero conforme evolucionó la diversión, el restaurante quedaba vacío y al permitir su entrada, originó otro tipo de convivencia, el cual han contado con famosos y hasta escritores.
Su entrada al mundo de la comunidad LGBT+ introdujo una cultura nocturna, donde es calle, que anteriormente daba miedo transitar por la tarde y noches, lograron abrir otros bares que han sido completamente diferentes a los modelos de antro.
En sus inicios, recuerdo que la Policía, llegaba a cerrar las cortinas del lugar y así evitar que se reprodujeran gran parte de la diversión LGBT+, razón por la cual los bares buscaban mantener el control requerido para que ya no volvieran a cerrarlo.
Durante estos últimos cinco años, los bares “El Marrakech salón”, “La Purísima” o nuevos como “Soberbia”, han mostrado a todos otra forma de diversión, tanto así que ya iban heteros y se hacían largas filas (de una hora aproximadamente) para entrar al establecimiento, lo que a muchos desesperó.
Ahora, de los bares que iniciaron a tener visibilidad y posicionamiento en la CDMX cerraron sus puertas a causa del ataque a una mujer, afuera de sus instalaciones, donde el fuego cruzado le provocó la muerte y lo único que se pide es un llamado para que las autoridades garanticen la seguridad de la zona.