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CRÓNICA

La hora pico del Metro: un ‘69’ muy literal

En 1969 se inauguró la primera línea del metro, de la Ciudad de México (antes Distrito Federal) y este lunes va a cumplir 59 años a pesar de estar en mantenimiento.

Así es la experiencia de la hora pico en el metro de la CDMX.Créditos: Cuartoscuro
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- ¡Avancen!

- Cuiden sus pertenencias.

- Estoy a cinco minutos, en un momento llego a la oficina.

Los susurros se convierte en cuatrocientas voces y pareciera que las personas se transforman en un cenzontle, solo que aquí nadie quiere al prójimo.

Unos se empujan y otros suben sus mochilas a la cabeza, es ese instante en el que uno vislumbra que el reloj marca las 7 de la mañana.

El color de la línea café, del metro, hace que todo se vea oscuro, hay muy pocas luces que llegan a alumbrar a ese río de gente que inunda y moja toda su espalda.

Varias personas intentan salirse de las olas y buscan refugio, algunas se sientan y nada más admiran la gran orgía de piernas que poco a poco se envuelven como el sargazo adhiriéndose a las algas marinas.

Entre esa gran agua salada uno le señala al otro cómo se incrementó la gente de en un día. Los años pasaron y hoy en día lo utilizan 86 millones 696 mil 37 usuarios, de acuerdo con las últimas estadísticas de Transporte Urbano de Pasajeros (ETUP).

A diferencia del año de 1969, en donde muchos no tenían idea de cómo usar la Línea uno, estrenada hace 59 años y que ahora está en mantenimiento en su aniversario, que se festeja este lunes 4 de septiembre, pero solo se puede usar la mitad de la línea.

El reloj marca las 7:46 y todavía hay sargazo en Chabacano. Algunos deciden reparar los daños al ver las pantallas de los móviles. Muchos copian esta actitud hasta remontar a una nostalgia digital, aquella que dirige la mirada a una pantalla y deciden separarse de todos, a pesar de estar involucrados en el mismo lugar.

 Los trenes llegan, pero ya no se sabe si es mejor afuera o adentro de los vagones. Las puertas ya no abren, la presión interna juega con las leyes de la física y hay personas que poco a poco se van rindiendo, pero entre más se van, del andén, otra ola mueve todo.

Son las 8:00 y la mañana advierte la llegada de un gran huracán. El mar empieza a picarse, pero se mantiene el sargazo en Chabacano. Ahora ya se ve el piso, es como si la arena del mar estuviera removiendo, gracias al fenómeno que está a punto de dañar todo. Por suerte, ya hay espacio para respirar.

8:34 y un tren ya pasa con menos gente que los primeros de hace una hora, no hay asientos, pero en un transporte como el metro, es un milagro que alguien se vaya sentado.

8:47 y llego a Chilpancingo. El mar ya se tranquiliza y solo se debe esperar uno a que el tren descanse un poco y poder llevar a todos a la última estación.

8:57 estoy en Tacubaya y de tanta gente que veo me siento solo. Había acordado estar a las 8 y llego tarde, una gran contradicción, pues a pesar de estar más de tres horas adentro del metro, soy impuntual.