Este miércoles 10 de mayo se festeja el Día de las Madres en nuestro país, por eso te hablaremos del crudo martirio que una actriz del Cine de Oro reflejó sobre la fecha.
Lo ideal es que esta ocasión sea de reflexión sobre las condiciones de las mujeres y sus maternidades, pues no es un secreto que ellas tienen que partirse en mil pedazos para cumplir con sus actividades.
Hay quienes lo ven como un momento para celebrar a las personas que nos dieron la vida, por lo que se puede optar por obsequiar lujosos presentes como la joya más costosa del Palacio de Hierro.
Quisiéramos que dejaran de existir los ‘regalos’ consistentes en electrodomésticos, artículos para el hogar o peor aún: productos de limpieza. Pero como sabemos que aún hay quien los da, recordamos la fuerte crítica que hay sobre la forma en la que se conceptualizó al Día de las Madres.
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Y es que en apariencia, los habitantes de la República Mexicana saben que hay un halo de respeto que rodea a las progenitoras; sin embargo, también son percibidas como entes abnegados que casi casi tienen que renunciar a sí mismas para complacer a los demás.
Este problema se reflejó en la pantalla grande a finales de los años 80, con ayuda de una consolidada actriz del Cine de Oro, a saber, Evita Muñoz ‘Chachita’.
¿Cuál fue el martirio que ‘Chachita’ reflejó sobre el Día de las Madres?
Resulta que en 1988, la excolega de ‘Pepe el Toro’ protagonizó una cinta dirigida por Javier Durán. En el elenco, estuvo acompañada por Pedro Weber, Toño Infante, Myrrah Saavedra, diana Ferreti, Fidel Abrego, Ernesto Casillas y más.
Esa película fue nombrada ‘Día de Madres’ o ‘Día de Mártires’, pues en ella se abordaban los sacrificios que tenía que hacer la matriarca de la familia en pleno 10 de mayo.
Lejos de ser una fecha para el descanso y la reflexión, ese día era sumamente caótico para la actriz del Cine de Oro porque tenía que preparar una comida para recibir a sus invitados.
“En este filme ‘Rosita’, interpretada por Evita Muñoz ‘Chachita’, inicia desde muy temprana hora su labor con el calvario de acudir con sus esposo a La Merced a adquirir los productos necesarios para preparar el rico mole con el que esperarán a sus 5 hijos que, sin olvidarse de tan importante fecha, llegarán a comer acompañados de sus esposas y de sus vástagos”, se describe en el portal de los Periodistas Cinematográficos de México.
En la narrativa la mujer queda como una empleada de sus descendientes, pues se encarga de preparar todo para atenderlos a cambio de tres regalos: una jarra con seis vasos de vidrio, un pastel maltratado y una serenata emitida por su hijo adolescente que ni estudia ni trabaja.
Así fue como la legendaria actriz del Cine de Oro reflejó el crudo martirio que relacionado con el festejo del Día de las Madres, en el que todos se la pasan bien menos las progenitoras.
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