¿Cambiarías el éxito por tu pasado? A lo mejor algunos no lo pensarían, pues hay historias que no son buenas para recordar, solo que si lo haces sabrías que fue un grave error.
Se juega con el tiempo, las experiencias y sobre todo, con el pasado de una persona, pero si no estabas consciente de ello, seguro que esta novela te pondrá a pensar.
Titivillus
De todo lo que no pudo ser, Faustino tiene la esperanza de encontrar su futuro. No importa cómo conseguirlo, para él es necesario ser alguien.
Ante su frustración de ser escritor, las ideas e historias no llegan a ser las adecuadas, pero en ese lapso se encontrará con un legendario demonio.
Te podría interesar
Titivillus no nada más se encarga de realizar travesuras, logró convencer a Faustino de brindarle todo el éxito posible en su carrera como escritor, solo que no será tan fácil, pues para ello deberá entregar los recuerdos del pasado.
Conforme uno lee la novela, podría pensar que Faustino hizo una buena elección, pues los premios y giras se hacen presentes, pero ¿cuáles son las consecuencias que llega a tener?
Un demonio entre las letras
“El origen de la novela fue un pensamiento muy breve a partir de un temor que yo tengo, constante, que es perder la memoria”.
A través de estas palabras, Elik G. Troconis comentó a Radio Fórmula que este fue el punto de partida para escribir el libro, donde hizo un juego en las palabras y que a su vez dirigió el pasado como ese punto perdedor y el futuro al ganador.
“Eso sonaba como un pacto demoniaco, conseguir algo muy jugoso, algo que todos deseamos, un futuro y el éxito asegurado en él, pero a costa del pasado”, explica.
A lo mejor para algunos el pasado no es necesario, pero conforme uno lee la novela va a poder entender “la importancia que tiene nuestros recuerdos y el pasado, en general”.
Entre Faustino y Elik hay pocas características que son similares al autor, pero lo único que si comparte con él es el ansia de conseguir éxito.
“Lo compartimos todos, es una de las cosas más humanas. Todos queremos compartir el éxito y mientras más rápido, mejor”, señala.
Podrán decidir dar su pasado, pero ese pasado es parte de su ser y aunque uno tuvo buenas o malas decisiones “todo nos constituye al final”.
Como historiador, es consciente del pasado y la propia historia lo hizo reflexionar más como escritor.
“Algunos piensan que los escritores escribimos libros para decir lo que pensamos, pero también ocurre que escribimos libros para saber qué pensamos sobre ciertos asuntos”, explica.
Con Titivillus fue una búsqueda de “cuán importante es el pasado de una persona” y más los recuerdos que alguien crea, como es el caso de Faustino.
¿Quién es el demonio Titivillus?
En la literatura hay representaciones de demonios que van con su personaje para usurparlos, pero ellos provienen de los europeos, lo cual Elik quería transmitir algo nuevo.
Por eso, recordó a Titivillus “el demonio de las erratas”. Este ser viene de siglos atrás, de la Edad Media. Uno podrá recordar cuando los copistas reescribían los libros, al encontrar un error, en vez de atribuírselos a ellos, “decían que un diablillo travieso se metía a las páginas y se divertía cambiando letras, palabras y signos”.
“Es una leyenda que ha sobrevivido hasta el día de hoy y aunque no la creemos, si nos pasa quienes trabajamos en editoriales que cuando hay una errata se dice: ´fue Titivillus´”.
“Esta novela es un manifiesto de lo que pienso: para escribir, crear nuevos mundos, personajes, constantemente estamos echando mano de lo que ya conocemos”, finalizó.