El mundo del teatro es uno de los retos más difíciles para los actores. Porque a diferencia de la pantalla, donde pueden equivocarse, aquí deben de practicar para que todo salga bien o sino la función se arruina.
Esto hace que la dedicación y el trabajo constante sea un reto más a todos aquellos que buscaron sumarse a esta bella arte, solo que en ocasiones no sale tan bien como uno quisiera.
Todos somos villanos
El conservatorio Clásico Dellecher es famoso por tener a los mejores estudiantes, pero también porque cada año hacen obras de Shakespeare, son tan buenas que muchas personas importantes van a verla, con el fin de conocer a las futuras estrellas.
Oliver Marks y sus amigos empiezan a enfrentarse a la verdadera vida de lo que es un actor de teatro. Estudian los cuatro años a Shakespeare, que cada uno de los lectores amará no nada más las descripciones en las obras, sino que también la autora logra que uno sienta el trabajo tan complejo, no importa el papel que interprete.
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El mundo del teatro no se había interpretado tan bien como lo hacen con Oliver, donde se puede ver la ambición, peleas y la soberbia de los actores que buscan tener los mejores papeles para sobresalir ante todos.
Sin embargo, un día la policía señala que un ser querido de Oliver está muerto. Él y sus amigos que habían hecho una fraternidad no nada más van a saber cómo actuar, sino que también deben de desenmascarar la máscara del asesino, pues ahora se enfrenta a su destino y a su propia tragedia.
Un thriller shakesperiano
No basta decir que la novela se enreda mucho con las obras de Shakespeare, pero en esta historia los giros de la trama llegan a ser contundentes, lo cual hace que el lector se sorprenda por el final, pues es un final que rebasa el amor.
Es por ello que la inglesa Melanie Río platicó con Radio Fórmula sobre cómo mezclo los principales elementos del teatro: amistad, amor y traición.
“Fui una actriz durante mucho tiempo, antes de ser escritora. Escribía y actuaba al mismo tiempo. Había escrito otros libros, pero no fue realmente bueno y me aconsejaron que escribiera de lo que sabía”, explicó.
Ante esta experiencia, Melanie aprovecho y sabía que este tipo de consejos llegaba a sonar algo trillado, pero a la vez muy bueno.
Ya cuando estuvo dentro de una compañía de teatro, hacían la obra “Enrique VI” y ahí fue donde ella decidió escribir sobre su experiencia en actuación.
“Vino muy natural. En cierto modo pensé en quién estaría en esa sala si un grupo de actores de Shakespeare estuviera ensayando. De ahí surgieron los personajes e intenté construir el libro como una obra de Shakespeare, por lo que gran parte del diálogo está escrito como guion”.
El libro tiene escenas en vez de capítulos y toda la construcción del libro se puede saber que vivió en ese mundo desde muy joven por la información que da, conoce perfectamente los movimientos, razón por la cual decidió escribir esta novela.
En la dedicatoria se puede leer “os prometo que no se trata de vosotros”, la cual hace referencia a sus amigos. Es así que Melanie confiesa que la historia no se trata de sus compañeros, “no basé ninguno de los personajes en alguien que conociera”.
Se ha dedicado al teatro durante 15 años y ha encontrado a muchas personas que la han acompañado en cada trabajo, solo que en el teatro “una de las formas en que te vendes es como el actor que eres”.
“¿Eres un héroe?, ¿un villano?, ¿protagonista?, estos personajes se basan más en tipos y categorías similares de personas que conocí y con las que trabajé”.
Y a pesar de que los personajes de su libro no los tomó de la realidad, comenta que ninguno de ellos es malo, “pero todos están extraídos de partes de personas reales”.
A pesar de que Oliver es protagonista y narrador, es muy raro que las personas se cuestionen sobre él.
“Oliver se parece a mí, quiere desesperadamente ser parte de un grupo, pero al mismo tiempo siente que no está realmente calificado. Como si todos fueran mejores que él, y en cierto modo, yo también me siento mal porque amaba el teatro y amo estar en el escenario, pero al mismo tiempo sabía que no era muy buena en eso”, confesó.
Melanie hace referencia a que desgarrador cuando quieres buscar tu sueño, hacerlo bien, pero no tienes ese talento, algo que se relaciona perfecto con Oliver y “creo que en parte del impulso del autosacrificio de Oliver debido a su vida”.
Hay una sorpresa en el libro, y Melanie sabe hacer esos giros perfectamente bien, porque como escritora “ya sabía hacia dónde me dirigía, pero para el personaje tiene esa sorpresa descubrir que tiene esos sentimientos”, comentó.
Además, quería dejar todo bien estructurado, porque no quería dejar momentos que no se respondiera y así evitar la imaginación de los lectores.
Solo que ahora las personas tienen una impresión equivocada de Shakespeare y muchos creen que era alguien quien escribía para personas elevadas, pero no, escribió para todos.
“Creo que esa es la parte de la razón por la cual Shakespeare sobrevive y sigue siendo relevante. Cualquiera puede conectarse con algo de Shakespeare porque escribe sobre la condición humana, amor, rabia, miedo, ser padre, marido, niño, hermano y no se preguntan cuánto ha influenciado en los medios y en lo que las personas consumen”, finalizó.