Uno no se da cuenta del trabajo que hay detrás de un libro. Hay autores que les llega la inspiración para escribir una historia, pero las que atraen más son aquellas que parten del sentimiento y de la vida misma.
La experiencia es un elemento más de la escritura y mientras que uno puede leer una historia, entre líneas hay parte de la vivencia de la autora.
Sam & Juliet
Los libros infantiles tienen una gran cantidad de mensajes y con sus ilustraciones, logran que los menores puedan conocer un proceso y comprender lo que sucede.
Es así como Jacqueline Zundelevich, autora de "Sam & Juliet" (Editorial Circus and Zirconia), logra mostrar la relación que hay entre estos dos personajes y que la amistad es única e inigualable, su amor es fuerte, mágico y eterno como el mar.
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El propósito del libro es mostrar la fortaleza y el coraje con el que uno puede seguir adelante. No importan las circunstancias, lo necesario es amar desde este mundo y otros más.
Es así como Jacqueline confesó a Radio Fórmula que escribió la historia de estos dos personajes, el cual fue basado a través de su expareja sentimental.
“Él falleció de cáncer y al mes que falleció escribí el libro y se basa en una metáfora que dice: somos como una ola y cuando nos vamos de aquí, nos convertimos en parte de todo el océano”.
Ante los años que ya tenía escrito el libro, Jacqueline se enteró de que la metáfora proviene del budismo, cuyo maestro se la dio para entender un poco la muerte, en general y a causa del fallecimiento de su abuelita fue esa metáfora.
Al escribirlo, se dio cuenta de que el encontrar ilustrador y la redacción del texto no fue lo complicado, lo difícil fue soltar, porque a pesar de tener años con el texto, pero al querer darle vuelta a la página le detectan cáncer.
“A mí me ayudó mucho mi libro, porque al estar basado en esta metáfora; ellos se aman, hacen todos juntos”.
Una de las fortalezas que ayudó a Jacqueline a superar cada uno de los conflictos fue que entendió cómo es que un elemento importante y necesario, para la vida, logra a superar ese miedo a la muerte.
A pesar de que, en el libro, uno de los personajes ya no puede estar con el otro, este se transforma en agua, para así dejar que la otra persona siga su camino y con ello, entender que mantendrá su vida con el recuerdo del otro.
“Leí mi libro una y otra vez y me di cuenta de que ella seguía navegando”, confesó.
Durante todo el proceso que pasó, después de que le informan que padece cáncer, se enfocó mucho en el barco y “a mí me ayudó a sanar esta parte, que de alguna manera se encontró en las historias”.
“Es un libro para todas las edades y a veces es complicado explicarles a los niños el tema de la muerte y unos tienen que esperar a que pase algo para explicárselos, ¿por qué?”
“En mi experiencia, de niña, me daba pánico la muerte y me fui confrontando con muertes cercanas y apegada a mí, e incluso con mi propia muerte y cuando te dicen ´tienes una bomba explosiva dentro de tu cuerpo, que te puede matar, es muy fuerte”, detalla.
Después de sanar y tener un proceso, del cual la ayudó a vivir mejor. Hacerse amiga de ella, de la muerte, y vivir con ella, “creo que eso es importante contarles a los niños”.
Lo cual, pide a los padres que traten estos temas a los menores, porque son cosas que pueden llegar a suceder en cualquier momento y al afrontarlo es que puede empezar a tener una mejor vida.
Otra de las cosas que enfrentó Jacqueline fue platicar su libro a niños con cáncer, junto con la fundación “Vuela”. Al principio ella no quería, pero al ir al hospital y recibir los comentarios de los niños, hubo uno en especial, el cual le dio a entender que su libro sí tuvo el mensaje deseado.
“A pesar de que ya no están juntos, pueden seguir amándose y dije qué padre que puedan estar tranquilos de que, independientemente, de que les toque irse y alejarse de sus papás, saben que el amor trasciende”, finalizó.