Hay fantasmas en la Ciudad de México. Desde las calles, casonas o los grandes edificios tienen una historia trágica y esta pasa de generación a generación.
Uno logra ir detrás de aquellos fantasmas que muchas veces no se ven, de tan caótica que es la ciudad, pero en el libro "Luis y Caro VS los Fantasmas de la Ciudad" lo van a disfrutar tanto chicos y grandes.
Los fantasmas del Centro Histórico
Algunos creen que vivir en el Centro de la Ciudad es caótico y sí, así es. Pero entre todos los turistas y personas que transitan por estas calles, los que realmente viven ahí tienen una gran conexión con las estructuras.
Es aquí en donde Luis y su perro Petrochelo inician una de sus grandes aventuras y esto a través de diferentes sitios del Centro Histórico, desde la calle Uruguay hasta La Merced y los conventos que en algún momento fueron una parte importante, pero que hoy en día, muchos de ellos, ya están por caerse.
Te podría interesar
Luis y Caro se envuelven en situaciones extrañas que sucede a su alrededor, pues las aventuras tienen que ver con los fantasmas que se quedaron en la Ciudad y de aquellas leyendas que, hoy en día, siguen asustando.
Pero esto empieza a descontrolarse cuando alguien los quiere detener, pues tienen un objeto mágico que ayudará a tener un gran poder, a lo cual Luis y Caro necesitarán ayuda, tanto de las personas que están en la vida, como de los que están del otro lado.
El valor antropológico de lo sobrenatural
En estas páginas uno recorre una gran cantidad de lugares que van desde lo normal hasta lo paranormal y es aquí donde Veka y Chuy, autores del libro, revelaron a Radio Fórmula cómo fue el trabajo antropológico para crear esta historia.
Los autores contaron que tenían mapeado los fantasmas y justificaron que la decisión de hacer nada más el centro fue lo correcto porque sino iba a ser un espectro muy amplio para la novela fantástica.
“El Centro histórico, para mí, es uno de los lugares que representan las capas de historia que hay en México. Y si íbamos a hablar de la Ciudad de México era el lugar donde teníamos que empezar, pues es ahí el sitio donde inicia, de cierta manera”, comenta Veka.
Y si para un escritor es difícil hacer una novela, algunos piensan que es más cuando hay cuatro manos, pero eso no fue para Chuy y Veka porque cada vez que trabajaban el libro se divertían y eso se puede ver en la narrativa.
“Está ahí presente nuestros gustos, algunas cosas son representaciones de nosotros mismos como que somos muy fans de David Bowie. Es un trabajo en conjunto”, menciona Chuy.
Aunque uno de los trabajos que tuvieron fue el de cómo hacer el ambiente del Centro Histórico y conjuntarla con la de los niños, porque no querían que fueran historias que no llamaran la atención “al final tenía que ser creíble que estos niños se encuentran con los fantasmas”.
Sus reuniones, escaletas y los fantasmas ayudaron al proceso de creación de la novela, pero algo que también los apoyó fueron tanto el hijo de Chuy como el sobrino de Veka quienes aportaron de sus dibujos como además de hacer creíble la historia.
En la historia también se aprovecha bastante de situaciones actuales, pues persiste temas como bullying, acoso en instituciones y de adultos, el cual logran hablarle a los pequeños a que no se deben de dejar y tienen que defenderse.
“Queríamos que se identificaran con la experiencia cotidiana de quiénes van a ser los lectores y también de los papás”, menciona Veka.
Incluso, se puede ver la diversidad que hay de familias, pues hay desde los papás trabajadores hasta quienes son muy típicos, el cual hace que el texto tenga esa visibilidad para mostrar “la realidad de cómo se vive en la ciudad y las problemáticas a las que se enfrentan las infancias y los adultos que están a su cargo”.
La Ciudad de México tiene muchos espíritus y fantasmas, pero quienes son los que la cuentan mejor son aquellos que viven en esos lugares y que mejor quienes están en la Lagunilla o La Merced, porque son quienes viven con los fantasmas.
“Tenemos una cantidad increíble de historias. Del Barrio de San Sebastián he contado 192 historias de fantasmas institucionalizados, que están escritas, imagínate cuántas no se han escrito. La Ciudad está encantada y hay que platicar de ello”, finaliza Chuy.