La historia de Carlota está marcada por la tragedia, pues aunque llegó a México con la ilusión de convertirse en una monarca querida por sus súbditos, terminó sola y envuelta en la locura, anhelando su lugar en el imperio mexicano. Pero ¿dónde murió la emperatriz?
María Carlota Amelia Augusta Victoria Clementina Leopoldina de Sajonia-Coburgo-Gotha es considerada por muchos como la primera mujer que gobernó en México, pues la ley establecía que ante cualquier ausencia de su esposo Maximiliano de Habsburgo esta ejercía su cargo.
La emperatriz nació el 7 de junio de 1840 a miles de kilómetros de México en Bélgica, donde era hija del rey Leopoldo I, lo que la convertía en princesa.
Debido a su condición, su padre la educó para gobernar y asumir su destino. Además, era la hija consentida del rey por lo que este tenía grandes planes para ella. Sin embargo, la vida le tenía preparado un destino diferente.
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La princesa Carlota se casó a los 17 años con Maximiliano, el hermano menor de Francisco José -emperador de Austria-, y después de un difícil paso por Italia, la pareja se trasladó al Castillo de Miramar, en Trieste.
Ahí un grupo de mexicanos llegó a ofrecerles la corona del país, envuelto en disputas internas. Decidido, Maximiliano renunció a su títulos como archiduque de Austria y aceptó ser el nuevo emperador de México.
El matrimonio llegó a México, en mayo de 1864, pero su bienvenida no fue lo que esperaban. Apenas los recibieron una cuantas personas con adornos en el puerto de Veracruz.
Una vez instalados en la capital, Carlota se dedicó a formar a su corte, realizar obras de caridad y a ofrecer bailes en el Castillo de Chapultepec. También asumía el gobierno cuando su esposo se refugiaba en la paz de Cuernavaca.
Para el investigador Arturo Aguilar Ochoa, autor del libro La fotografía durante el imperio de Maximiliano, la figura de Carlota esta envuelta en leyendas que no permiten ver al verdadero personaje, quien apoyó a instituciones de caridad y fundó la Casa de La Maternidad.
A pesar de sus buenas intenciones, el imperio de Maximiliano y Carlota iba a la derivar por lo que la emperatriz viajo a Europa el 9 de julio de 1866 para pedir a Napoleón III reconsiderar su decisión de abandonar la causa mexicana.
Los esfuerzos de Carlota fueron en vano y Maximiliano fue fusilado el 19 de junio de 1867 en el Cerro de las Campanas poniendo fin al segundo imperio mexicano.
Finalmente, la emperatriz Carlota murió el 19 de enero de 1927 en el castillo de Bouchout, en los alrededores de Bruselas, a donde llegó a vivir en 1879, afectada de sus facultades mentales, pues la caída de su imperio en México y el fusilamiento de su esposo resultaron ser demasiado para ella.