Iztapalapa no solo es la pasión de Cristo ni sus barrios, también es sus tradiciones y con ello hay una en específico que se realiza en uno de sus grandes imperdibles: el Cerro de la Estrella.
Conocido por los mexicas como Huixachtépetl, este lugar era de los más especiales pues aquí se celebraba la ceremonia más mística e importante para la última gran civilización mesoamericana: la del Fuego Nuevo.
Cada 52 años, los mexicas ofrecían sacrificios humanos para hacer brotar el Fuego Nuevo. Se realizaba para nutrir al sol y que este pudiera seguir brillando y mantuviera el equilibrio del universo otros 52 años.
El ritual era un acto con una enorme conexión entre la religión y la naturaleza, que simbolizaba el renacimiento y la renovación de la sociedad mexica. Con ello se lograba purificar a las personas y sus hogares, incluidos sus utensilios de cocina y hasta su ropa. Era una ceremonia profundamente espiritual y que, según los registros de historiadores, la última en realizarse en la gran Tenochtitlán fue en noviembre de 1507, lo que significó el inicio del quinto y último sol.
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¿Cuándo es y en qué consiste la ceremonia del Fuego Nuevo?
Con la llegada de los españoles, la tradición se eliminó por completo y la práctica de ofrecer corazones humanos en medio de la noche en la punta del Huixachtépetl se olvidó. Sin embargo, y tras cinco siglos de abandono, en 1975 se retomó esta celebración. Solo que en vez de derramar sangre en honor a Xiuhtecutli, Dios del Fuego, ahora se hacen conferencias, conciertos y talleres como una manera de retomar las raíces prehispánicas.
La fiesta, impulsada por la Secretaría de Turismo del Gobierno de la Ciudad de México, se realiza a lo largo de varios días previos al 19 de noviembre, que incluyen una peregrinación desde el Cerro de la Estrella hasta la Macroplaza ubicada en la alcaldía Iztapalapa.
Si bien esta ceremonia se ha convertido en una celebración anual imperdible, se espera que la más importante se realice hasta el 2027.
Este renacimiento del Fuego Nuevo no solo es una manera de honrar nuestras raíces y tradiciones, sino también una forma de reconectar con nuestro pasado y mantener vivo el legado cultural de los mexicas. No te pierdas la oportunidad de ser parte de esta celebración mística y cultural en el corazón de Iztapalapa.