Aunque aún es difícil hacer un diagnóstico definitivo sobre la salud del segundo ahuehuete plantado en la glorieta de Reforma y Niza, su aspecto es malo. Debido a esto, se augura que el árbol tendrá un destino similar al de sus antecesores y si no muere, tendrá que ser llevado 'de emergencia' a un vivero.
Así lo consideró el maestro en ciencias biológicas e investigador de la Universidad Autónoma de Chapingo, Miguel Hernández Alva, quien resaltó que el árbol presenta una coloración café desde el centro hacia afuera, además de que la volatilidad de la tierra de su alrededor demuestra su resequedad y, por lo tanto, el estrés al que la planta está sometida.
"No hay como tal un plan de manejo de los suelos de las áreas verdes urbanas, suponemos que no fue retirado el suelo y no fue manejado adecuadamente. Las posibilidades de que lo que se pusiera aquí fuera infectado nuevamente o muriera, eran altas", diagnosticó el biólogo en un recorrido hecho por la glorieta con Grupo Fórmula.
Impaciencia no siembra vida
Miguel Hernández explicó que sumado a las visibles condiciones actuales del árbol, los tiempos que se tomaron para plantar el primer y segundo ahuehuetes, tras la muerte de la palma que ocupaba la misma glorieta y que fue afectada probablemente por un hongo, resultan insuficientes para que el sustrato (la tierra) se renueve y para que un árbol, traído desde Nuevo León, con condiciones climatológicas muy distintas a las de la ciudad, se adapte y logre sobrevivir.
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El investigador explicó que era necesario que además de un diagnóstico certero (el cual hasta el 25 de febrero de 2023 no se tenía, según una consulta hecha por El Universal), se hiciera una limpieza o una renovación del sustrato -que había alojado a una palma afectada por hongos- y después de esto, se llevara a cabo una cuarentena de por lo menos 3 meses.
La emblemática palma fue retirada de la glorieta a finales de abril de 2022, y poco más de dos meses después, el 5 de junio de ese año, se plantó un primer ahuehuete, en respuesta a un sondeo realizado por el Gobierno de la Ciudad de México sobre qué especie vegetal preferían los y las citadinas para ocupar el espacio.
Sin embargo, Hernández Alva resaltó que el árbol habría necesitado un periodo de seis meses para tener su propia cuarentena y para adaptarse al clima de su nuevo hogar. Agregó que lo ideal es que los árboles se planten en su lugar final en época de lluvias, por lo que habría sido mejor que el ahuehuete de Reforma esperara un año para ser insertado, es decir, a inicios de la época de lluvias de 2023.
En su momento, Chapingo ofreció un ejemplar de 8 años, 12 años más joven que el primer ahuehuete plantado en Reforma; más pequeño, pero con mejores posibilidades de adaptación; sin embargo, éste fue rechazado por el Gobierno capitalino.
Hernández Alva resaltó la importancia de cuidar al árbol nacional y darle condiciones adecuadas. Señaló que colocar en la glorieta otra palma podría resultar sólo un poco más fácil, en tanto que esta especie necesitaría menos agua; no obstante, reiteró que ésta también requeriría un periodo de cuarentena y adaptación.
Aislamiento no favorece a ninguna planta
Casi inmediatamente después de su plantación, luego de intervenciones de protesta, de que un automóvil chocara con el primer ahuehuete y lo rotara, que le rociaran sustancias y de que los transeúntes pisaran la tierra de la glorieta para acercarse al ahuehuete a, incluso, abrazarlo, la Secretaría del Medio Ambiente capitalina (Sedema) determinó que lo mejor sería aislar al árbol mediante un cercado similar al de Palacio Nacional en marchas del 8M.
No obstante, Miguel Hernández insistió en la importancia para la vida y la adaptación de las plantas que tiene la comunicación con sus congéneres. Explicó a Grupo Fórmula que gracias a comunicaciones químicas y vibratorias, las plantas pueden conocer la experiencia de sus vecinos árboles e incluso usar los aprendizajes de éstos a su favor.
Otros especialistas habían explicado a Animal Político, que la soledad y la contaminación habrían sido factores que debilitaron a su vez a la palma de la misma glorieta.
En este sentido, la Sedema planteó que el ahuehuete esté acompañado por plantas como cordón de San Francisco, mirto rojo, salvia azul y zacate rosa. Además de que después de un tiempo se instalara una cisterna subterránea con una capacidad de 15 mil litros de agua, cuestión que sí pudo concretarse.
Sin embargo, en un primer momento el riego se planteó mediante pipas, luego por goteo, nebulización y aspersión.
"El riego por goteo, nebulización y aspersión es insuficiente y más caro", determinó Miguel Hernández Alva.
"Un humedal artificial no sólo sería mejor, es más emblemático, más barato y necesario para la zona", dijo el especialista, al tiempo que señaló que las especies cordón de San Francisco, mirto rojo, salvia azul y el zacate rosa no son las plantas más adecuadas para convivir con el ahuehuete y, sin embargo, señaló que, en dado caso, lo mejor habría sido que éstas fueran sembradas al mismo tiempo que el árbol de Reforma.
Un sistema de humedal favorecería al ahuehuete, que es un árbol que crece a orillas de los ríos: toma de estos agua y en respuesta, junto con otros ahuehuetes de raíces tomadas, devuelve sombra y humedad al río, para que éste no se seque.
"En lugar de pensar en un árbol solitario en una glorieta emblemática de la Ciudad de México, pensemos en reproducir un espacio más adecuado con un humedal que nos hable de la historia de este lugar, este lugar estaba a la orilla del lago de Texcoco", indicó el especialista.
Esta semana, el jefe de Gobierno de la Ciudad de México Martí Batres Guadarrama evitó especificar cuál es el estado de salud del árbol, y aseguró que éste es monitoreado.
"Se está cuidando y va a crecer bien", afirmó.
'Árboles son seres vivos, no objetos de política'
El investigador Hernández Alva llamó a hacer un cambio en la forma en que se ve a los árboles. Dijo el planteamiento de sustituir a una palma alta y solitaria en medio de una glorieta por otro árbol alto demuestra que no se concibe a las plantas como seres vivos, sino como objetos de ornamento y demostraciones políticas.
Lamentó que dos seres vivos hayan sido expuestos a condiciones sin cuidado y altamente estresantes.
"No podemos sacrificar un organismo por cuestiones de estética, si es que lo queremos ver como una pieza de museo, como un trofeo, no podemos seguir pensando así", opinó el biólogo. "Un humedal daría vida a un ahuehuete, de tal manera que sea un espacio social y ambientalmente valioso y que permita que la Ciudad de México se despliegue como una ciudad que está pensando en la sustentabilidad, capaz de pensar a largo plazo, no sólo a corto plazo por una cuestión de que quiero hacer las cosas rápido y las quiero ya".