A pesar de que fueron uno de los medios de transportes más usados durante décadas, actualmente la mayoría de las vías férreas de México desaparecieron; afortunadamente aún hay un tren ejecutivo de Kansas que opera de forma privada y que pasa por una de las colonias más exclusivas de la Ciudad de México (CDMX): Polanco.
Las primeras vías de ferrocarril en el país se construyeron hace casi dos siglos pero actualmente son pocas las que siguen operando, la mayoría de estas para el transporte de carga.
Algo que pocos saben es que uno de los pocos trenes de pasajeros que siguen en operación en nuestro país tiene su terminal en Polanco. Aunque cabe decir que es de carácter privado y no está abierto al público en general.
¿Hay un tren que pasa por Polanco?
Uno de los pocos trenes que siguen en funcionamiento en México tiene su estación en Polanco, una de las colonias más exclusivas de la CDMX, y llega hasta Teotihuacán.
Te podría interesar
Pero, eso sí, no opera de forma cotidiana, sino de forma especial y privada.
“El Mexica” es el ferrocarril operado por Kansas City Southern de México que recorre las vías que atraviesan la capital. Cuenta con 15 vagones con capacidad para 890 pasajeros. Esos viajes son privados con personas que invita la compañía.
La ruta Polanco-Teotihuacán volvió a operar hace apenas unos años, en 2018, como un proyecto turístico que conecta Pabellón Polanco con la zona arqueológica en el Estado de México, en un recorrido que dura aproximadamente 1 hora 45 minutos.
Historia de los trenes en México
La historia de los ferrocarriles en nuestro país inició a mediados del siglo XIX, cuando en 1837 el presidente Anastasio Bustamante otorgó la primera concesión; fue hasta 1873 que se inauguró la ruta que conectaba a la capital con el puerto de Veracruz.
Durante el gobierno de Porfirio Díaz la red de vías se amplió y se construyeron nuevas estaciones por compañías estadounidense, francesas e inglesas. Para el año de 1910 en México había más de 20 mil kilómetros de vías que eran usadas a diario.
Sin embargo, durante la Revolución Mexicana la red de ferrocarriles sufrió un gran deterioro y para finales del siglo XX dejaron de operar definitivamente.
Aunque las vías férreas del país está en desuso desde hace décadas, aún hay un tren de pasajeros que, aunque no es abierto al público en general, pasa por Polanco, en la CDMX, y llega hasta la zona arqueológica de Teotihuacán.