Durante la primavera, la Ciudad de México se pinta de morado gracias a las flores de las jacarandas que emergen por todas las calles y avenidas, pero ¿por qué hay tantos de estos árboles en la capital? Te contamos.
El típico color de la capital en primavera surgió a principios del siglo XX, cuando los japoneses sembraron cientos de Jacaranda mimosifolia en la ciudad, desobedeciendo la orden de un presidente mexicano que prefería los cerezos.
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De acuerdo con el historiador Sergio Hernández, Tatsugoro Matsumoto fue uno de los primeros emigrantes que arribó a México procedente de Japón, justo un año antes de la primera emigración masiva de pioneros japoneses a Chiapas en el año de 1897.
Matsumo paso varios años en Perú, pero fue ahí donde conoció a José Landero, un pudiente mexicano que, fascinado con el trabajo del japonés, lo invitó a venir a México.
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Ya en el país, Matsumo alcanzó cierta fama y reconocimiento por los arreglos que hacía en la hacienda de Landero, en la colonia (barrio) Roma, la cual llegó incluso hasta los oídos de Porfirio Díaz, quien lo contrató y lo hizo su jardinero favorito.
Durante ese periodo, en 1910, Matsumoto recibió a su hijo Sanshiro Matsumoto en el país, quien dejó su natal Japón para reunirse con su padre.
La fama de tanta, que incluso tras la revolución y ya con Díaz fuera del poder, entre 1930 y 1932, el entonces presidente Pascual Ortiz le ordenó llenar la ciudad de cerezos japoneses.
No obstante, el paisajista decidió desobedecer y cambió el cerezo por las jacarandas, un árbol tropical de rápido crecimiento que puede llegar hasta los 20 metros de altura.
El jardinero pidió el árbol que fue traído desde Brasil y una vez en México, Matsumoto comenzó su crianza y proliferación en los viveros que gestionaba.
Tatsugoro optó por México para plantar las jacarandas por su clima ideal -sin lluvias durante la primavera- característica esencial para que este tipo de árbol creciese.
Las jacarandas pintan de violeta la CDMX
Matsumoto padre e hijo comenzaron a plantar jacarandas por las calles de la ciudad, donde el árbol se reprodujo con éxito hasta casi ser considerado como una flor nativa del país, cuenta Hernández, autor del libro Una migración japonesa a México (2015).
El talento de los Matsumoto les llevó a tener un trato preferencial por parte de los presidentes de México e influyentes políticos, lo que les valió cuando se desencadenó la persecución de las comunidades japonesas en el continente americano por parte del gobierno estadounidense a raíz de su enfrentamiento con Japón en plena Segunda Guerra Mundial.
De esta forma, padre e hijo se convirtieron en los representantes y gestores de la comunidad japonesa ante las autoridades mexicanas cuando el gobierno ordenó la concentración de la población de origen japonés en la Ciudad de México y Guadalajara en el año de 1942.
Los Matsumoto instalaron en su hacienda de más de 200 hectáreas de superficie denominada El Batán, un albergue donde más de 900 emigrantes pudieron radicar durante aquella difícil situación.
Matsumoto padre murió en México en 1955 a la edad de 94 años dejando en México un legado que florece cada primavera.
Cabe destacar que, si bien, la jacaranda suele ser asociada con la primavera, esta se puede observar en la Ciudad de México en la última parte del invierno, finales de febrero e inicios de marzo, y durante el periodo que comprende del 21 de marzo al 21 de junio.