A las 10.30 de la mañana, por la avenida Internacional, donde permanece un grupo de elementos de la Guardia Nacional para vigilar a los traficantes de ilegales, circulaban dos vehículos, una pick-up Ford ranger dorada, que es seguida muy de cerca por el tripulante de un Honda Accord negro, quién lleva un copiloto.
El chofer de la ranger es el contador Jorge de una empresa metalera, el del Honda es su hijo Sergio que va acompañado de un empleado identificado como Carlos; minutos antes hicieron un fuerte retiro de dinero en el banco de la Zona de Río.
Casi al inicio de la vialidad un auto de color gris, se coloca detrás del vehículo de Sergio y lo presiona para que suba la velocidad, él se cambia de carril para que el auto pase y vaya a la velocidad deseada, pero se sorprende cuando el auto se empareja y sólo alcanza a ver el cañón del arma que escupe balas, una de ellas lo hiere en la pierna izquierda y el hijo del contador se orilla en la carretera para no perder el control del automóvil.
Su padre de 53 años no se da cuenta porque el mismo auto desde donde atacaron a Sergio ya está embistiéndolo, le disparan y sus heridas son en la cabeza y en el hombro; detiene la marcha y un hombre con palabras altisonantes le abre la portezuela y le ordena;
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Apenas han pasado dieciocho minutos del retiro y los delincuentes ya se llevaron un 1 millón 600 mil pesos.
Sergio, y su padre en estado delicado, fueron llevados a hospitales para ser atendidos de sus heridas de bala y la Fiscalía General del Estado, emite una ficha informativa donde se especifican las marcas de los vehículos y la cantidad de impactos que recibieron los autos.
La Fiscalía General del Estado reconoce que el caso no tiene antecedentes y no se habían visto este tipo de asaltos, no hay detenidos y reconocen que siguen investigando.