Según los registro su nombre es Carlitos, tenía entre diez y once años cuando murió. El edifico que hoy es el museo de la ciudad Manuel Gutiérrez Zamora, era entonces un hospicio, donde vivían personas desamparadas, de la calle y en su mayoría huérfanos.
Los niños y niñas que sus padres habían muerto estaban ahí donde recibían de benefactores y autoridades municipales alimentación, educación y un techo.
Los niños que eran de la calle, tenían que ser educados y entre sus responsabilidades y deberes estaba el ayudar en las labores para mantener limpio el edifico. El director del museo de la ciudad Ricardo Cañas, narra que a Carlitos lo mandaron a sacar agua de un aljibe gigante, que hasta la fecha perdura es el más grande de la zona.
Los adultos le explicaron al niño, que tenía que sacar agua de lo que se conoce como pozo, porque tiene un brocal y antes de retirar la cubeta del brocal, tenía que amarrar la cuerda.
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La instrucción era para que el peso de la cubeta no le ganara y se lo llevara hacia el fondo.
Carlitos, inquieto, distraído y juguetón lo hizo diferente, no amarró la cuerda como le dijeron, el peso de la cubeta se lo llevó al fondo del depósito de agua.
La única forma de salir, hasta la actualidad, es por el orificio del brocal. Se cuenta que nadie vio cuando Carlitos tuvo el accidente, entonces lo buscaron por todo el edificio, así como en las afueras y nunca apareció.
Al paso de las horas el único lugar que faltaba por revisar era el fondo del aljibe, para cuando los adultos pudieron bajar, Carlitos ya había muerto. Con una profunda tristeza de sus compañeritos y cuidadores, el cadáver fue retirado, velado y enterrado en el panteón conocido como "El canelo".
La historia siguió su curso y en los tiempos actuales, Carlitos cobra vida cuando la gente reporta escuchar pasos, ver a un niño esconderse y asomarse entre los pilares del viejo edificio.
Uno de esos testimonios es el de un policía municipal asignado por la corporación al cuidado nocturno del museo de la ciudad de Veracruz.
El nombre del oficial se mantiene en el anonimato, él narro a sus superiores y al director del museo que escucho ruidos, busco el origen y cuál fue su sorpresa al ver a un niño. Le preguntó que hacia ahí y le dijo
“nada, estoy aburrido, quiero jugar, me siento muy solo, no encuentro a ninguno de mis amigos.”
El gendarme pensó que el niño era parte de una banda de ladrones que lo querían distraer y se puso en guardia, el diálogo siguió
"¿Cómo le hiciste para entrar? ¿Quién está contigo?” Y le respondió “ yo aquí vivo, estoy solo no encuentro a mis amigos, ven quiero jugar, vamos a jugar?”
El oficial sabía que nadie vivía en el lugar y sus sospechas de la presencia de ladrones se incrementaron, sacó su arma y la figura de Carlitos se desvaneció.
Un silencio brutal invadió el lugar, los cabellos y bellos de todo el cuerpo se le erizaron. El policía corrió al exterior y desde ahí reportó a sus superiores, al arribar las patrullas buscaron y no encontraron nada.
El oficial aseguró que por ningún motivo volvería a entrar y renunció al trabajo.
Ricardo Cañas Montalvo, responsable del museo, cuenta que hace poco una familia de San Luis Potosí visito el recinto, eran varios integrantes entre ellos un niño. Al terminar el recorrido los padres llamaron al pequeño, pero, no se quería ir.
Los papás le insistieron y entonces contestó.
“No, aun no, dame otro ratito estoy jugando con mi amigo Carlitos”.
El museo de la ciudad es uno de los edificios más viejos e importantes se empezó a construir en 1975, fue destinado para uso militar.
En 1852 siendo propiedad del ayuntamiento de Veracruz es donado para que ahí pudieran vivir personas desamparadas.
Ya para 1861 listo para usarse, Veracruz sufrió la intervención francesa y fungió como hospital durante cinco años, luego fue hospital de mujeres. Finalmente en 1870 fue inaugurado como hospicio de la ciudad de Veracruz y así funciono durante 97 años.
Por sus paredes y techos hay mucha historia e historias de cientos de personas que estuvieron ahí, actualmente y desde 1970, después de su restauración es el majestuoso museo de la ciudad de Veracruz.
En los días de muertos en el edifico se hacen recreaciones bautizadas como “el museo del terror”, para ello el lugar se encuentra en los preparativos.