En Tabasco, la bebida más famosa y amada por los tabasqueños es el icónico pozol con cacao, el cual tradicionalmente se acompaña con una variedad de dulces que se preparan con frutas de la región y un almíbar de azúcar o piloncillo; pero cabe destacar que de la misma forma en la que es casi un requisito comer pozol con dulce, es aún más típico, servir esta deliciosa bebida en una jícara labrada.
Antecedentes de la jícara labrada en la cultura tabasqueña
El uso de la fruta del jícaro o jícara data desde hacia varios siglos, las culturas mesoamericanas la utilizaban para elaborar distintos tipos de objetos, gracias a su forma esférica, entre ellos recipientes como cernidores, cucharas, bases, cuencos, platos, sonajas, entre otros.
Los árboles de jícara fueron sagrados para estas culturas mesoamericanas debido a su porte ornamental, en Tabasco fueron los chontales, zoques y nahuas de la costa; los frutos de estos árboles son livianos, leñosos, resistentes a plagas y enfermedades, el relleno era utilizado como medicina por sus propiedades antibacterianas, las flores del árbol también se usaban al tostarse y molerse con canela para hacer otras bebidas.
Con la cáscara, para poder elaborar el recipiente deseado, y el fruto de la jícara llega al tamaño ideal, este se corta, escarba y despulpa, para luego ponerlo a secar. Después se procede a ahumarlo en el fogón, luego se raspa y lijan las imperfecciones, si bien ya puede utilizarse, algunas personas lo labran o pintan.
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En el municipio de Jalpa de Méndez se ha perfeccionado la jícara labrada, e incluso se han empezado a utilizar herramientas más modernas que facilitan el proceso de limpieza
Relatos tabasqueños alrededor de la jícaras
De igual forma, hay relatos que giran alrededor de las jícaras, un ejemplo es que los ancianos Chontales cuentan que al ahumar las jícaras, se purifican, a fin de que los poros del recipiente se cierran, por lo tanto, el dar pozol en jícaras ahumadas era lo equivalente a recibir a con respeto y hospitalidad.
Otras historias del yokot´an de Tabasco cuentan que el abuelo o padre de familia poseía una jícara exclusiva, la cual todos los miembros de dicha familia tenían prohibido usar y, al momento de su muerte, era enterrada para que su alma pudiera tomar agua y saciar su sed.
Jalpa de Méndez: Cuna de la jícara labrada
Las jícaras ornamentales en Jalpa de Méndez son una tradición que caracteriza al municipio, por lo cual los artesanos de dicha demarcación han perfeccionado la técnica de esgrafiado para poder decorar la parte exterior de las jícaras por lo que, localmente, Jalpa de Méndez se ganó el título de "La cuna de la jícara labrada".
El Ayuntamiento de Jalpa de Méndez ha promovido este bello artículo en diversas ocasiones, el pasado 25 y 26 de marzo se llevó a cabo la “Expo Jícara, Pozol y Dulce 2023”, en el marco de la celebración del día del artesano; participaron alrededor de 38 artesanos quienes presentaron diversas piezas maravillosas llenas de color, otras con distintos dibujos representativos del municipio o bien del estado.
Es importante resaltar las técnicas ancestrales que hasta el día de hoy se han negado a desaparecer, gracias a los tabasqueños que aún se preocupan en dar a conocer la herencia de sus antepasados que nos hacen sentir orgullosos.