Quintana Roo

QUINTANA ROO

Chacá y Chechén: La fascinante leyenda maya de la dualidad de la selva en Quintana Roo

Kinich y Tizic, guerreros mayas que lucharon por el amor de Nicté-Ha y dieron paso al Chacá y el Chechén.

La leyenda del Chacá y el Chechén.Dualidad de la selva maya de Quintana Roo.Créditos: Daniela Mena
Escrito en QUINTANA ROO el

La densa selva maya del estado de Quintana Roo guarda en sus entrañas muchas historias y leyendas que forman parte de la identidad cultural de la región. Estas historias van desde relatos relacionados con la naturaleza, hasta dioses, rituales y sus guerreros.

Una parte importante de la cosmovisión maya es la dualidad entre el bien y el mal, para esta antigua civilización todo proviene de dos fuerzas opuestas, pero que a la vez se complementan, por lo que no podría existir una sin la otra mitad. No se podría diferenciar la vida sin la muerte, lo bueno sin lo malo, lo blanco sin lo negro, la tristeza sin la alegría, el amor sin el odio.

Créditos: Banduchi - Pixabay

Una de las leyendas más representativas de esta dualidad es la de los guerreros Kinich y Tizic, dos hermanos que combatían con habilidades extraordinarias, pero con personalidades completamente diferentes y que darían pie al surgimiento de dos plantas típicas de la región como lo son el Chechén y el Chacá.

La fascinante leyenda maya del Chechén y el Chacá

Kinich, el menor de los hermanos, era gentil, generoso, humilde y se preocupaba por las personas que habitaban en su pueblo; por otro lado, Tizic, era de corazón frio, engreído, déspota y arrogante. De acuerdo con la cosmovisión, estos personajes representaban el poder del bien y la naturaleza, pero también el de dolor y el mal.

Estos guerreros quedaron cautivados por la belleza de Nicté-Ha, una mujer cautivadora que desató la rivalidad entre los hermanos para poder conquistarla, lo que los llevó a retarse en un duelo a muerte, donde el que saliera victorioso, sería merecedor del amor de la joven. Los hermanos iniciaron esta batalla sangrienta en la que tristemente ambos perdieron la vida.

Al llegar al Xibalbá (inframundo) los hermanos se dieron cuenta del error que habían cometido al dejarse llevar por sus impulsos que los llevaron a un trágico final y que una de las principales consecuencias era que jamás volverían a ver a Nicté-Ha.

Créditos: Chichén Itzá Blog

Pidieron a los dioses su perdón y suplicaron que les fuera brindada una oportunidad para regresar al mundo de los vivos y poder ver a Nicté-Ha una última vez, petición que les fue concedida, pero no de la manera que ellos esperaban ya que había una condición: permanecer siempre juntos.

Tizic fue enviado al mundo de los vivos como el árbol del Chechén (Metopium brownei), un árbol el cual es irritante ya que al estar en contacto con sus hojas y resina provoca quemaduras y llagas en la piel. Por otro lado, Kinich renació como Chacá (Bursera simaruba), un árbol cuya resina es capaz de aliviar los efectos provocados por el Chechén.

Tal y como la leyenda maya lo marca, en la selva donde se encuentra un Chechén, siempre habrá un Chacá cercano para fungir como antídoto. Esta simbiosis entre ambos árboles es el equilibrio natural de la región. Es una muestra de cómo la naturaleza busca siempre mantener la armonía y el balance.