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La diferencia entre las Copas continentales

La mayor vergüenza para los organizadores de la Copa América llegó en la final: miles de aficionados intentaron entrar sin boleto al estadio de los Delfines de Miami.

Créditos: Especial / Reuters
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El domingo pasado se jugaron las finales de dos de los torneos de fútbol a nivel selecciones más importantes después del Mundial; la Eurocopa y la Copa América, en los dos se concentran todos los equipos que han sido campeones del mundo, cinco europeos y tres sudamericanos, lo que convierte a estas dos competencias en un torneo atractivo en los que siempre se pueden encontrar partidos atractivos. En esta ocasión España y Argentina repitieron como campeonas de sus respectivos continente; la Roja consiguió su cuarto título europeo, mientras que la Albiceleste el número dieciséis de su historia, las dos selecciones coinciden en algo más que el campeonato; ambas tienen una generación dispuesta mental y emocionalmente a lograr el campeonato en el torneo al que se presenten. La Selección Española ha logrado un recambio generacional realmente exitoso; después del equipo ganó el Mundial en 2010 y la Euro en 2012, tuvo una transición en la que, aún sin ganar torneos con la selección mayor, siguió siendo protagonista en los eventos donde compitió, pero fue el proceso de selecciones menores el que en esos poco más de diez años de transición, dieron resultados, hasta llegar su más reciente logro y el más importante por el momento, coronarse en la Euro. Argentina, ha alargado lo más posible una de sus mejores generaciones de futbolistas; ya no queda nadie de la medalla de oro en Atenas 2004, pero Messi es un sobreviviente del oro en Beijing 2008 y el astro argentino ha sido el elemento desde el que se construye cada versión del equipo argentino, que, desde la Copa América de 2021 ha ganado cada torneo en el que participó.

La Eurocopa de Alemania 2024 fue un evento sin fallas evidentes; además de la organización, en la cancha se previno cualquier tipo de problema al tener los árbitros la instrucción de que solo el capitán del equipo podía acercarse a tener algún tipo de dialogo, si cualquier otro jugador intentaba hacer un reclamo de una jugada, sería inmediatamente amonestado, así se evitaron las discusiones y la pérdida de tiempo efectivo de juego, la mayoría de equipos cumplió y con dos o tres amonestaciones aplicadas por esta razón, no hubo presión sobre los árbitros para marcar o no marcar determinadas jugadas. En el campo de juego, nunca se le va ganar una discusión a un árbitro, es algo que se debe aprender desde que los niños empiezan a formarse en el fútbol, pero en nuestro continente, no hay forma de hacer que los jugadores no lleguen en colmena a reclamar al silbante cuando hay una marcación que no es de su agrado o conveniencia. En Copa América se pudo aplicar la misma regla para evitar el reclamo desmedido, pero se argumento que este tipo de acciones son parte del sabor y la idiosincrasia del futbolista latinoamericano.

La tarjeta amarilla a los reclamos exagerados no fue la única diferencia entre los dos torneos continentales; desde las conferencias de prensa, hasta la calidad del césped de las canchas; la facilidad para recorres un país y poder seguir a la selección de su preferencia a varias sedes, en comparación de o complicado que resultó en copa américa trasladarse de un estado a otro de la Unión americana; el orden en las entradas de los estadios, mientras en la Eurocopa se podía acceder al partido por medio de un código QR, en el torneo americano había que hacer largas filas para que se acreditara la veracidad de los boletos que se presentaban en la entrada. El colmo se presentó en el partido de semifinal entre Colombia y Uruguay, en donde la seguridad del estadio brilló por su ausencia, pero no solo eso, se acomodó a las familias de los jugadores uruguayos en una zona en la que había mayoría de afición colombiana, un coctel peligroso que terminó por estallar en una bronca sin precedentes en la que los futbolistas de Uruguay se vieron inmiscuidos, mientras que en la Euro se veía claramente como los estadios estaban correctamente asignados los lugares para que las aficiones tuvieran el mínimo contacto y cruce que pudiera desatar cualquier tipo de violencia dentro del estadio.

La mayor vergüenza para los organizadores de la Copa América llegó en la final, miles de aficionados intentaron entrar sin boleto al estadio de los Delfines de Miami, muchos lo lograron, sin que hubiera una respuesta a la altura de la crisis, ni por parte de la organización, ni por parte de la seguridad que se quedó muy corta y fue sobrepasada por la multitud que se colaba al estadio hasta por los sistemas de ventilación; familias enteras fueron puestas en riesgo y la reacción de los pocos elementos de seguridad, incluidos policías locales, optaron por abrir las puertas ante la incapacidad de disuadir a los aficionados que pretendían entrar, con o sin boleto. Muchas personas que hicieron el gasto de comprar sus entradas se quedaron sin llegar a sus butacas porque la avalancha fue incontrolable. La CONMEBOL, la CONCACAF, como coorganizador, y las empresas promotoras que llevaron el torneo continental a Estados Unidos tienen que rendir muchas explicaciones, tomando en cuenta que se aproxima un Mundial con el mayor número de selecciones participando y con aficiones aún más dispares en sus formas de comportamiento. La Copa América, sus organizadores, perdió la oportunidad de tomar los ejemplos de la Euro, solo por querer hacer las cosas a su propia manera y terminó provocando las peores actitudes que se pueden generar a partir de un partido de fútbol.