Quedaron listas las semifinales del Apertura 2024 en las que estarán los cuatro equipos que mejor jugaron la instancia de cuartos de final; por un momento, unos días, los equipos del primero al cuarto lugar estaban contra la lona y pareció que quedarían todos eliminados, del quinto al octavo lograron ventajas en la ida, todos como locales, que parecían complicadas de revertir. Sin importar que se hubieran uno, dos o tres goles de diferencia; los partidos de vuelta parecían meros trámites, unos menos sencillos que otros. Pero las dudas que se generaron, una en específico, parecía llevar la respuesta a cuestas: ¿Por qué Tijuana no mató en el segundo tiempo a Cruz Azul, que jugaba con 10?
El fútbol es un deporte sencillo: hay que anotar goles y evitar que el rival lo haga, once que intentan contra once que lo impiden, con un equilibrio entre el número jugadores que defienden y que atacan en cada equipo. Tijuana jugó la vuelta de cuartos con ocho jugadores de corte defensivo, nueve contando al arquero, renunciando completamente al ataque y cuando quiso rectificar, no alcanzaron los cambios para crear las variantes que pudiera darle al equipo un carácter más ofensivo. Si en la ida, en la frontera bajacaliforniana, el primer tiempo del conjunto local fue una clase magistral en la que se descifró y desvistió al líder, Cruz Azul. A partir del medio tiempo y las dos mitades del partido de vuelta, fueron una lección de cómo no se puede dejar vivir al rival; se debe dar la puntilla, teniendo semejantes ventajas, sobre todo a un equipo que durante el torneo regular mostró argumentos con los que avisó de lo que es capaz. Al final, Cruz Azul dio vuelta al partido y se comprobó que, sin importar las ideas de los entrenadores, hay una forma concreta de jugar al fútbol.
Este deporte es tan generoso que, incluso sin jugar bien, sin estar como equipo en los mejores momentos, si se aplican los principios básicos y sencillos, cuando la táctica funciona sin inventarse nada, se pueden tener triunfos. América llegaba a los cuartos de final como séptimo, pero terminó octavo en la fase regular; Toluca tenía una gran oportunidad, con base en la calidad del equipo y lo hecho entre las 17 fechas, para avanzar, aprovechando que el rival azulcrema no tuvo el mejor semestre en ese lapso del Apertura. A esta serie, llegó solo un equipo; América fue dueño de los 180 minutos que definieron la eliminatoria, Toluca nunca apareció. El cuadro escarlata está armado para romper con la sequía de títulos, pero en cada ocasión en la que es puesto a prueba en instancias de eliminación directa, no ha podido trascender. La zaga americanista nulificó al campeón goleador y a todo el aparato de ataque del Diablo y con golpes certeros logró hacerle gran daño en el marcador, hasta eliminarle. América no llegó como víctima a este partido, salió de él con una victoria categórica.
San Luis fue el mejor local del torneo; ni una derrota y solo un empate convirtieron al Estadio Alfonso Lastras en una aduana complicada. La ida de la serie contra Tigres reafirmó la condición de jugar en tierras potosinas, la visita se iría lastimada. El marcador, tres a cero a favor del equipo local, parecía un castigo excesivo de acuerdo a lo que ocurrió en la cancha, cada gol de San Luis está justificado, pero quedó la sensación de que Tigres debió anotar alguna de las ocasiones generadas, pero el portero del Atlético se consagró con una actuación memorable, tanto en la ida como en la vuelta de este cruce de cuartos. Tigres cuenta con jugadores de gran experiencia para jugar las liguillas, pero en otra decisión controvertida del cuerpo técnico, el cuadro con mayor recorrido por finales, no fue el inicial. Para la vuelta, San Luis mostró cómo se debe mantener una ventaja de tres goles.
Pumas tenía que ir por un gol y se llevó cinco de vuelta. Aunque el cruce contra Monterrey fue la serie que terminó con la menor ventaja, un gol a cero, el entorno auriazul no parecía convencido de poder dar la vuelta al marcador; aún con las condiciones que generan jugar en la Ciudad de México a las doce del día. Pumas hizo un torneo por encima de lo aceptable; terminar como cuarto lugar en una liga donde las diferencias presupuestales son muy notorias entre los diferentes equipos, no es poca cosa. Pero en las finales, la calidad es llamada para resolver los partidos y en Monterrey hay mucha calidad individual. No es un equipo que juegue en conjunto, no parece tener un estilo definido, como grupo, pero tiene individualidades capaces de imponerse en el marcador, más cuando Pumas cometió tantos errores en la zona defensiva, esa que parecía ser la más sólida.
Los cuartos de final estuvieron llenos de errores que incidieron directamente en el marcador; decisiones desde el banquillo que entregaron partidos, sin capacidad de reacción, pero también errores en la cancha al momento de la ejecución que resultan difíciles de creer para jugadores profesionales, la presión es alta en liguilla. Al final solo el primer lugar pudo revertir el marcador en contra, Cruz Azul verá a su rival más despiadado en semifinal, América; mientras que San Luis espera repetir la receta a otro equipo regio, veremos si las individualidades de Monterrey pueden resolver contra el mejor local y sorpresa del torneo.