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Abdala y Sputnik son vacunas anticuadas y no autorizadas por la OMS

Ayer, el presidente Andrés Manuel López Obrador dijo que ya podrían importarse vacunas contra el COVID-19.

Créditos: Cuartoscuro
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“La vacuna mexicana contra el virus del SARS-CoV-2 cumple con criterios de la Organización Mundial de la Salud”, anunció a principios de mayo la directora general del Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnologías (Conahcyt), María Elena Álvarez-Buylla. Añadió que debido a que los ensayos clínicos fueron exitosos ya podía aplicarse como refuerzo contra el COVID-19.

Sin embargo, el charlatán que encabeza a la Secretaría de Salud (SS) informó la semana pasada que a partir del próximo 15 de octubre se usarán las vacunas cubana Abdala y rusa Sputnik para inmunizar a 24.5 millones de personas que pertenecen a los cuatro grupos de población de mayor riesgo, que son los mayores de 60 años, las mujeres embarazadas, los pacientes con comorbilidades y el personal de salud. Anunció que también que en el mercado internacional se adquiririan vacunas fabricadas por Pfizer.

Curiosamente, este funcionario, que junto con su principal subordinado demostró una total ineptitud para enfrentar la pandemia de COVID-19 entre marzo de 2020 y el día de hoy, no mencionó a la vacuna Patria que tanto presumió la científica ideologizada que encabeza el Conahcyt y que hasta la fecha ha incumplido sus promesas de poner a disposición del “pueblo” respiradores y vacunas hechos en México.

Ayer, el presidente Andrés Manuel López Obrador dijo que ya podrían importarse vacunas contra el COVID-19: “Siempre hemos sostenido que el que quiera comprar vacuna y se quiera aplicar cualquier vacuna lo puede hacer. Nosotros no vamos a impedir que se use una medicina, una vacuna, de ninguna manera, pero sí es una responsabilidad del Estado garantizar el derecho a la salud… sí se podría importar, sí. Yo no le veo problema para nada, nosotros nada más lo que tenemos garantizarle a quien no tiene posibilidad para comprar medicinas, para comprar vacunas”.

Luego al defender su mala decisión de prohibir las importaciones durante la fase más letal de la pandemia, politizando el asunto, dijo: “Imagínense ustedes, en la concepción neoliberal, conservadora, corrupta, con la pandemia no saben cuántos querían permisos para importar vacunas, querían hacer negocio. ¿Y qué iba a pasar con la gente humilde, con la gente pobre? Entonces, se tomó la decisión de garantizar el derecho a la salud a todos. Pero muchos se quedaron con ganas de hacer negocio”.

Al prohibir el libre acceso a las vacunas AMLO no garantizó “el derecho a la salud de todos” e impidió que se vacunaran quienes podrían comprarlas en el libre mercado. Muchos murieron por no pertenecer a los grupos de población que los dos charlatanes de la SS decidieron vacunar primero.

Tal vez el cambio de actitud de Andrés Manuel se debe a que sabe que la mayoría de las personas no aceptan la vacuna cubana y a regañadientes dejan que se les aplique la rusa. Y porque tal vez alguien le dijo que dos estas vacunas ya no son efectivas contra las nuevas variantes del coronavirus.

La Abdala, a diferencia de las 11 vacunas autorizadas por la OMS solo se probó en Cuba y ha sido aprobada por su uso en ese país y en México, Nicaragua, San Vicente y las Granadinas, Venezuela y Vietnam. Ningún país desarrollado con sistemas de salud eficientes ha aprobado su uso. Lo mismo ocurre con la Sputnik.

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