“Que se desmonte la Estatua de la Libertad que entregaron los franceses y que está en Nueva York”, dijo ayer durante su conferencia de prensa el presidente Andrés Manuel López Obrador.
Esta sugerencia presidencial, que podríamos calificar como su más reciente ocurrencia o puntada, surgió cuando respondió una pregunta que le hizo el reportero Pedro Villa, del periódico El Universal.
La pregunta fue: “En una entrevista, Fernando de Yarza, presidente de la Asociación Mundial de Periódicos y Editores de Noticias, calificó como inadmisible el número de periodistas asesinados en México. ¿Cuál sería su opinión sobre esta declaración?”.
La respuesta de AMLO fue: “Pues es más de lo mismo, es la campaña de desprestigio en contra del Gobierno de México (…) Pero esto es así, no es para rasgarse las vestiduras”.
Después, para cambiar de tema, se refirió al australiano Julian Assange, el fundador de WikiLeaks, que desde 2006 ha publicado en su sitio wikileaks.org millones de documentos “censurados o restringidos relacionados con la guerra, el espionaje y la corrupción”.
Entre los documentos secretos están muchos de la Secretaría de la Defensa de EEUU que tienen que ver con las guerras de Irak y Afganistán, lo que hizo que en 2019 el gobierno de ese país lo acusara, entre otras cosas, de espionaje y le solicitara al gobierno inglés que lo extradite para ser juzgado en un tribunal de Virginia.
El 17 de junio el gobierno británico autorizó la extradición y muy pronto será llevado a EEUU.
Para AMLO Assange es “el mejor periodista del mundo” y ha solicitado al Reino Unido y a EEUU que permitan al australiano viajar a México como asilado político, lo que difícilmente ocurrirá.
Y esto nos lleva de nuevo a lo que ayer dijo Andrés Manuel: “¿Qué, no vale la pena que se ocupe el New York Times del asunto, o el Washington Post o el Financial Times o El País, y convocar a un encuentro de la prensa más importante del mundo para exhortar, para pedir, para llamar a que se le otorgue un indulto a Assange? Si no lo hace, van a quedar manchados. Y hay que empezar con la campaña que, si lo llevan a Estados Unidos y lo condenan a pena máxima y a morir en prisión, hay que empezar la campaña de que se desmonte la Estatua de la Libertad que entregaron los franceses y que está en Nueva York, porque ya no es símbolo de libertad”.
Así le dio la vuelta nuestro presidente a la pregunta del reportero de El Universal, ignorando el hecho de que durante su gobierno han asesinado a 37 periodistas, 12 de ellos en lo que va de este año. Algo por lo que sí hay que rasgarse las vestiduras.
Estoy de acuerdo con AMLO y muchos otros en que Assange ha sido injustamente acusado por el gobierno de EEUU y maltratado por el británico por el hecho de difundir información que llegó a sus manos y mostró las brutalidades cometidas por las tropas estadounidenses en Irak y Afganistán. Debería ser liberado y retiradas las acusaciones en su contra, pero no utilizado como un distractor por un presidente que no acepta que es inadmisible que hayan matado a tantos periodistas.
Y en lo que respecta a la ocurrencia de promover una campaña para retirar de su lugar a la Estatua de la Libertad, creo que tendrá tanto éxito como la venta de lo que fue el avión presidencial.
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