Opinión

VENTANA

Bola de cobardes

La selección tricolor es un fraude... y la afición también es responsable de la frustración, por cobarde, por estar siempre dispuesta a pagar para que la roben los rateros sin decir palabra.

Créditos: EFE
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La selección nacional es un fraude. 
 
¿Quiénes son los responsables?
 
El dedo apunta, en primer lugar, a la mafia integrada por los dueños del balón, esos mercachifles incapaces de construir un proyecto triunfador y en cambo los más hábiles para hincharse de billetes y burlarse de la ingenuidad de los fanáticos dispuestos a pagar, lo que sea, por alimentar esperanzas y falso orgullo patriotero y recibir a cambio frustración y encono. 
 
Expertos en inflar globos e ilusiones, los dueños de la Liga de la Patada venden espejitos, papitas, refrescos y cervezas; abusan del fanatismo disfrazado de religión futbolera. Dan pena y coraje.


 
En segundo lugar, debemos dejar claro que el fracaso de Qatar era una muerte anunciada. No fue accidente, ni solo culpa del antipático “Tata” Martino y de la mediocridad de los jugadores consentidos como divas por la Liga de la Patada. No, la culpa es de quienes debiendo tener cabeza juegan su juego con las patas, ni siquiera con los pies, dominados por el dios de los beneficios contantes y sonantes, olvidando que el futbol es uno de los pocos espacios que nos quedan para estar todos unidos, en bola, sin diferencias de clase o color. 
 
Y, en tercer lugar, quizá el más importante, la afición también es responsable de la frustración, por cobarde, por estar siempre dispuesta a pagar para que la roben los rateros sin decir palabra. Así que no se vale quejarnos del dolor y menos con rabia. 
 
El fracaso somos todos.