Grandes agujeros sobre las paredes, pasillos cubiertos de sangre y hogares calcinados: así es la "postal de guerra" que se observa en los departamentos Clamont del sector Tres Ríos, en Culiacán, zona donde el pasado sábado se enfrentaron grupos armados con fuerzas federales.
Hasta este martes los habitantes de estos departamentos pudieron ingresar a sus hogares. Los encontraron abiertos, con las chapas forzadas y saqueos, según los reportes.
Los vecinos aseguraron que en el lugar no vivían los delincuentes abatidos ese día, sino que se refugiaron en el sitio.
Además, denunciaron que sus pertenencias fueron saqueadas. Por ejemplo, a la joven Lupita le forzaron la chapa de la puerta de su domicilio y le robaron un reloj de alto costo y 15 mil pesos.
"Hubo muchos daños, robos, nos robaron pertenencias, algunos fuimos afectados de esa manera", narró.
Los residentes acusaron que, después del retiro de los elementos de la Policía de Investigación, se descuidó la seguridad en el lugar.
Por ello, solicitaron que la presencia de los agentes sea permanente, pues temen por su seguridad, ya que aún sus ventanas están quebradas por las balas y las puertas dañadas.
¿Qué pasó en Tres Ríos, Culiacán?
De acuerdo con los informes, el sábado pasado se desató un enfrentamiento en el desarrollo urbano Tres Ríos, en la ciudad de Culiacán, donde agentes buscaban detener a Jorge Humberto Figueroa Benítez, alias 'La Perris' o 'El 27'
El sujeto, señalado como sicario y jefe de seguridad de la facción de "La Chapiza", logró escapar, según el periodista especializado en narcotráfico Luis Chaparro.
Exigen justicia por la muerte del joven Juan Carlos
En el segundo piso, a las afueras del departamento 15, dio su testimonio el señor Miguel Ángel Meza, yerno de Juan Carlos Sánchez Palacio, quien fue asesinado en el lugar.
Defendió que su yerno no era parte de los delincuentes que ingresaron a estos departamentos.
Aseguró que Juan Carlos estaba junto con su esposa y bebé al interior de su hogar y que salió a pedir apoyo, pues se estaban ahogando con el gas lacrimógeno que fue arrojado en el lugar, pero fue confundido por las autoridades y asesinado.
"Fue una confusión de parte del gobierno, porque él salió a pedir ayuda porque se estaban ahogando mi hija y mi nieta", declaró el señor.
Así, la familia y los vecinos del joven Juan Carlos piden justicia por su asesinato, al asegurar que no era un delincuente. Recientemente, el hombre había emprendido un negocio de hot-dogs y alitas en el sector para obtener el sustento diario.