El sacerdote Filiberto Velázquez, director del Centro de Derechos Humanos “Minerva Bello” en Guerrero, aseguró que la iglesia puede representar un factor importante en el Gobierno Federal para el cese de violencia en zonas con alta presencia del crimen organizado.
En entrevista con Joaquín Lópéz-Dóriga, el religioso aseguró que el acuerdo entre La Familia Michoacana y Los Tlacos se dio por iniciativa propia de las organizaciones criminales, sin embargo, en más de una ocasión comunicaron a este medio que más de un sacerdote intervino como mediador.
“El Estado tiene que dejarse ayudar y no vernos como enemigos o ‘abogados del diablo’. Piensan que los estamos atacando y yo no quisiera que un gobierno fallara, al contrario quisiera que tenga éxito este gobierno morenista, pero se tiene que dejar ayudar por la sociedad civil y por las iglesias”, declaró.
Narco firman pax narca
El jueves pasado, Filiberto Velázquez dio a conocer que La Familia Michoacana y Los Tlacos acordaron cesar el fuego entre ellos, pero no precisó si la tregua implica respetar los territorios, ya que en la reunión sólo participaron ambos grupos delictivos.
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Según sus declaraciones, el acercamiento entre los grupos delictivos se realizó a través de llamadas, donde únicamente participan los capos que lideran ambos cárteles.
En Guerrero, estos grupos criminales, así como el Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG), el Cártel de Sinaloa y el Cártel Independiente de Acapulco, no sólo controlan zonas dedicadas a la siembra y trasiego de drogas, sino también a ilícitos como la extorsión, secuestro, desaparición forzada y otros de alto impacto, tales como robo a transportistas y a ferrocarriles, de acuerdo con la consultora Integralia.
La violencia entre la Familia Michoacana y Los Tlacos quedó expuesta el pasado fin de semana, cuando se dio a conocer un enfrentamiento que protagonizaron en San Miguel Totolapan el cual dejó un saldo de 12 personas muertas, según datos del Gobierno Federal.