El 6 de septiembre de 2021, el Río Tula, en Hidalgo, se desbordó en plena noche. El gobierno contabilizó más de 30 mil viviendas afectadas, muchas en mal estado o inhabitadas hasta la fecha. Los vecinos de la zona viven en alerta por otra posible inundación, mientras el revestimiento del río sigue inconcluso después de dos años.
La periodista de Grupo Fórmula, Andrea Meraz visitó las orillas del Río Tula, donde la Comisión Nacional del Agua (Conagua) aún trabaja para ampliar y revestir el cauce del río, mientras las casas aledañas siguen afectadas.
“No se han concluido (el revestimiento), todavía hay casas abandonadas, apenas hace unos cinco días la gente nos decía que dos casas prácticamente quedaron voladas y una ya se cayó”, informó en el noticiero “Por la Mañana”.
Los habitantes que sí han podido volver a casa han tenido que recobrar su vida con elementos básicos como una estufa regalada, bancos y mesas de plástico.
Así viven los pobladores en Tula
Raúl vive en una casa junto al río. Es de los pocos cuyo domicilio ya cuenta con revestimiento, pues, aunque su casa se encuentra en una zona de alto riesgo en Tula, decidió quedarse para salvar su patrimonio.
“No se fracturó, sigo viviendo en ella, o sea, yo la veo fuerte, quedó fuerte y ahorita con el refuerzo que hicieron de la protección de del río, el muro de concreto que hicieron quedó totalmente reforzada”, señaló.
Explicó que comprende que el área es difícil de trabajar, lo que impidió que el cambio fuera más rápido. El acceso a servicios de salud se ha complicado desde la inundación, pues hasta ahora “la Unidad Médica Familiar y el Hospital General de Zona cinco no han podido ser habilitados”. El 4 de septiembre el gobierno abrió una unidad médica a unos 30 minutos de Tula, algo que representó una molestia para quienes aún viven las consecuencias de la inundación.
De acuerdo con el reporte de Meraz, al contrario de Raúl, otros pobladores han tenido que empezar a realizar sus propias evacuaciones. Paula Alicia, otra de las vecinas de la zona, relató que hace apenas unos días el nivel del río subió tanto que estuvo a punto de llegar a un puente.
“Lo sufrimos. Ya la primera experiencia fue terrible. Cuando vimos eso, obviamente volvimos a sacar cosas, a subir cosas, a preparar los documentos que ya tenemos preparados y las maletas de emergencia”.