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VIOLENCIA DE GÉNERO

'Temo ser una más de la lista': El terror que vive una víctima de violencia vicaria

Miriam Vázquez es una sobreviviente de violencia vicaria. Junto con sus hijas, y tiene miedo de que su agresor termine con su vida porque las instituciones de procuración de justicia han actuado en complicidad con él.

Miriam es sobreviviente de violencia vicaria. No ha accedido a la justicia, a pesar de que vive en Puebla, donde se tipificó como delito.Créditos: Daniela Mena/ Grupo Fórmula.
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Miriam Vázquez es sobreviviente de violencia vicaria y actualmente tiene miedo de convertirse en víctima de feminicidio porque las instituciones de procuración de justicia se han convertido en cómplices de su agresor. A pesar de que vive en Puebla, una de las entidades en las que este tipo de violencia de género fue reconocida por el Congreso estatal.

En abril de 2021 decidió separarse de Ramón Caro Gómez, el padre de sus dos hijas menores y su agresor, a causa de que él la violentaba de distintas formas, incluso manejaba su teléfono celular. Cuando Miriam le dijo al papá de sus hijas que ya no quería estar con él, la golpeó, le quitó su teléfono y su credencial para votar. 

“Me fui, pero sólo llevé a mi niña de 9 años, Ximena, y a la de 1 año, Yiana. Me salgo de casa de él y empiezo a vivir esto”, comentó la sobreviviente de violencia vicaria en entrevista con Grupo Fórmula.

Para evitar que Ramón Caro la siguiera agrediendo huyó de Huachinango, a Veracruz. Sin embargo, a los 20 días tuvo que volver porque sus hijas más grandes, Andrea y Paola de 16 y 15 años, continuaban viviendo con su padrastro.

Cuando Miriam volvió, se instaló en la casa de su mamá, pero Ramón Caro fue a buscarla y se llevó a sus hijas pequeñas para obligarla a regresar con él. Aunque ella no cedió.

En ocasiones su agresor tenía que llevarle a la bebé de 1 año por las noches para que la amamantara y cada que Ramón Caro la veía, la golpeaba. A pesar de que logró recuperar a sus dos hijas en algunas ocasiones, él siempre se las quitaba y no le permitía ver a sus hijas mayores. Por ello, acudió a la Fiscalía de Puebla a levantar una denuncia; sin embargo, no le hicieron caso.

“Dijeron que no tenía nada que denunciar porque las niñas tenían sus apellidos y pues que las grandes tenían la decisión y que si ellas querían estar ahí, era por su gusto y que no podía hacer nada”, denunció.

Su agresor no sólo ejerció violencia vicaria contra ella, también abusó de su hija mayor 

En agosto del año pasado, Paola fue a buscar a Miriam y llorando le dijo que su padrastro intentó tocarle las piernas. En esa ocasión también intentó levantar una denuncia en el Ministerio Público para que las autoridades le ayudaran a rescatar a sus hijas, pero no hicieron nada.

Así que acudió al DIF (Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de las Familias), donde le informaron que sí podían ayudarle porque Ramón Caro no tiene parentesco con sus hijas mayores.

Las autoridades de la dependencia la acompañaron, pero sólo logró llevarse a Andrea, quien en ese momento tenía una bebé de 3 meses, porque Ramón Caro argumentó que al ser el progenitor de Ximena y Yiana tenía los mismos derechos que Miriam.

Tras el rescate de la joven de 16 años, la llevaron a las instalaciones del DIF y habló con una psicóloga de la institución. Andrea le confesó a la especialista que su bebé era hija de su padrastro.

“Cuando salgo, no camine ni 100 metros, él me parqueó la camioneta, me quitó a Andrea, a la bebé de mi hija, se puede decir que a mi nieta y me dejó así nada más con mi bebé, con Yiana en los brazos”, mencionó la sobreviviente de violencia vicaria.

Nuevamente acudió al Ministerio Público para denunciar que su agresor se llevó a su hija mayor y que abusó de ella, pero una vez más se negaron a levantar la denuncia. Incluso le dijeron que si querían que se la aceptaran tenía que llevar a la menor.

Ramón Caro es hermano del juez Celestino Martínez Bones, quien laboraba en el municipio de Zacatlán, y él le ayudo al agresor en todo momento, de acuerdo con Miriam.

Su agresor se llevó a sus hijas a Tijuana

Un maestro de Ximena, su hija de 9 años, contactó a Miriam en febrero de este año y la citó en la escuela de la niña. Ahí le comentó que la menor le confesó que su papá dormía en la misma habitación que su hermana mayor, Andrea.

La sobreviviente de violencia vicaria decidió retomar la lucha por recuperar a sus hijas y se llevó a Ximena a su casa. Tres días después fue por Andrea a casa de Ramón Caro, la esperó afuera y le pidió que saliera con su bebé. Las tres huyeron y acudieron al Ministerio Público a realizar una denuncia por violación en contra del padrastro de la menor, pero les pidieron que volvieran al siguiente día.

El agresor de Miriam y de sus hijas fue a buscarlas el 2 de marzo, la golpeó y otra vez intentó llevárselas, pero le habló a los servicios de emergencias y cuando llegaron la acompañaron al Ministerio Público. Sólo así les recibieron la denuncia por violación.

El 13 de marzo fue la última vez que Miriam vio a sus hijas. La sobreviviente tuvo que salir de su casa porque estudia la carrera técnica de inglés, Paola le llamó a los 20 minutos y le dijo que Ramón Caro se llevó a sus hermanas.

“Él vino, me quitó a Andrea, me quitó a mi hija Ximena y se llevó a la bebé de 1 año”, aseguró.

Miriam supo que el agresor se llevó a las niñas a Tulancingo, municipio de Hidalgo que se encuentra cerca de los límites con Puebla, porque Ximena le mandó un mensaje de texto en el que le pidió ayuda.

Además, antes de que se las llevara, Andrea le contó que intentó irse de la casa de su padrastro, pero él le pegó y le advirtió que si lo volvía a hacer se la iba a llevar a Tijuana, ciudad fronteriza de Baja California. Ramón Caro tiene un hijo allá.

“Cuando él se las llevó, todavía me puso: ‘mamá ayuda’, pero haz de cuenta que me puse así nada más y luego me mandó un mensaje abajo, me puso: ‘Tula’, Tula es Tulancingo, Hidalgo. Me puso: ‘Tula San Alejo’, es un pueblito de ahí. Luego me puso: ‘ayuda mamá, por favor, ven tú, Tijuana’”, narró la sobreviviente de violencia vicaria.

Miriam encontró a sus hijas gracias a colectivos de desaparecidos y al apoyo de una colectiva

Después de que Ramón Caro se llevó a sus hijas, Miriam volvió al Ministerio Público, pero le dijeron que esa ya no era su jurisdicción y no podían hacer nada. Así que contactó a colectivos de familiares de desaparecidos por redes sociales y una mamá buscadora le ayudó a hacer fichas de búsqueda para que las difundiera. Igualmente recibió apoyo de la Colectiva de Amorosas Madres Contra la Violencia Vicaria.

Asimismo, contactó al portal de noticias Los ojos de Tijuana para que le ayudaran a difundir las fichas de búsqueda, pidió a otros periodistas que le ayudaran a difundir su caso y realizó una protesta afuera de la Fiscalía General de Justicia de Puebla el 18 de junio pasado.

Miriam logró contactar a una de sus hijas y ella le contó que Ramón Caro vio las publicaciones en redes sociales y se enteró de lo que estaba pasando.

Ante la difusión que el caso tuvo, el hermano del agresor le sugirió entregar a las niñas y le ayudó a orquestar un plan; usó sus contactos y poder para que el agresor de Miriam entregara a las menores en el Estado de México, cerca de las Pirámides de Teotihuacán, y autoridades del DIF de Puebla fueron a recogerlas.

Aunque las niñas regresaron, no se las entregaron a Miriam porque Ramón Caro la acusó de consumir sustancias ilícitas y de violentar a las niñas. Por ese motivo, quedaron bajo el cuidado del DIF y luego las trasladaron a la Casa de la Niñez en Puebla.

El DIF realizó una investigación y comprobó que las hijas de Miriam no sufrieron ningún maltrato por parte de ella. Incluso Andrea declaró ante el DIF que él las obligó a decir que se fueron a Tijuana por su voluntad porque si no lo hacían iba a asesinar a Miriam y a su hermana de 1 año. 

Aún así no le entregaron a sus hijas y las autoridades no han considerado que ella es una víctima de violencia vicaria. La custodia provisional la tiene una de sus tías. El pasado 8 de octubre salieron de la Casa de la Niñez y se fueron a su casa. Por lo que Miriam ya pudo convivir con ellas.

Aunque aún tiene miedo de que se las quiten otra vez y de que Ramón Caro las vuelva a violentar o incluso la asesine; pues el juez Lucio León Mata de Huachinango decidió reclasificar la denuncia que Andrea realizó por violación a estupro y le quitaron las medidas cautelares que tenía. Ya no tiene que presentarse a firmar cada mes.

“Tengo miedo de ser una más de esa lista e independientemente de eso tengo miedo de dejar a mis hijas solas”, señaló la víctima de violencia vicaria.