En Mazatlán alguna vez rodó el balón de fútbol profesional en la casa de los Bravos, de los Gallos Rojos, de unos Gallos Marinos y de unos Lobos, del mismo apellido, que aunque hicieron un gran esfuerzo solo se quedaron en tercera división, por múltiples razones, sobre todo de índole financiera.
Invertir en fútbol estaba descartado, se repetía en bucle aquello de que "la plaza es beisbolera", sin presentar cifras e ignorando a los miles de mazatlecos que congregados en las canchas de soccer amateur, desde al menos dos décadas superaban a los del rey de los deportes. El puerto se había hecho eminentemente futbolero y pocos querían verlo.
Por ello, cuando en agosto de 2017 se anunció la construcción de un estadio de fútbol al norte de Mazatlán y renacía la posibilidad de traer un equipo profesional, unos reaccionaron con incredulidad y otros con cautela. Podría ser de tercera división, de segunda, quizás, de la liga de ascenso, siendo positivos; de lo que pasó pocos tenían pista.
La llegada de un equipo de fútbol profesional, a un ritmo frenético, que en 36 meses hizo que Mazatlán pasara de la nada, a albergar un partido de balompié de primera división en un estadio nuevo, reluciente y espectacular.
Un monstruo sobre una pradera
Para el 2 de junio de 2020, cuando Monarcas Morelia anunció a través de un comunicado su cambio de sede a la Perla del Pacífico, todo estaba listo para recibirlo. En menos de una semana se mudó de piel a un morado que recuerda las puestas del sol porteñas y un mes después reveló el nombre de su casa.
La intención de ese bautizo era muy clara, la de generar identidad y con ello pertenencia. Sin grandes figuras de balompié local, sin ídolos, sin una larga historia de futbol de por medio, quedaba solo recurrir a lo efectivo, a una marca propia, que sin duda ha sido un acierto. Si Tigres tiene su 'Volcán' y Boca su "Bombonera", el Mazatlán F.C. tendría... ¿su Kraken?.
En efecto, Mazatlán, bautizó su estadio como un monstruo mitológico nórdico que pocos han visto. Así es, como un calamar gigante que yace en las profundidades, y al hacerlo, como decimos acá, le atinó. No hay seguidor del balompié en México que no lo sepa y en la ciudad, que no lo ubique.
El coloso se ha convertido en referencia identitaria del norte de la ciudad, pero no de la turística que solo ve al mar. El estadio se levanta frente a los conjuntos habitacionales donde vive el mazatleco que salta en la tribuna con la Banda Cañonera, la flamante barra del equipo.
El Kraken no se erige cercano a la playa, sino en medio de un sitio que no sale en la postal. Está más cerca de los cerros, que poco a poco se introducen a la sierra, frente a "las colonias, principalmente a Pradera Dorada, donde viven decenas de miles de trabajadores mazatlecos y sus familias. Una decisión que inesperada al principio, ya que se especulaba sería en la zona turística, ha sido ahora aceptada, sobre todo por los vecinos de la zona, donde se ve construcción de avenidas y plazas comerciales.
Detalles de un coloso blanco
El diseño de esta gran criatura blanca le correspondió a Dünn Arquitectura Ligera, de Guadalajara, quienes se definen
"como una empresa joven y dinámica, creada de la necesidad de ofrecer una alternativa fresca y diferente en el diseño y construcción de arquitectura textil"
Anteriormente ya habían trabajado en la renovación del Estadio Cuauhtémoc en Puebla.
El monto total de la inversión, rondó los 700 millones de pesos, para muchos una de las obras públicas más grandes se haya construido en la ciudad, que puede recibir a poco más de 20 mil aficionados, todos ellos cómodamente sentados.
Como singularidad y quizás por el perfil de la ciudad, el Estadio se ha convertido en una gran atracción turística sobre todo para los visitantes tradicionales de Mazatlán como los de Torreón, Monterrey o Guadalajara. Es habitual observar "paquetes" de fin de semana donde el motivo central para visitar la ciudad es el juego de pelota.
En el estadio, Mazatlán F.C. ha jugado poco más de 30 juegos, pero todos con un ritmo en franco ascenso, sobre todo con el involucramiento de la afición con el equipo. La gente ha reconocido al equipo como suyo y se puede ver en una asistencia que no ha parado de crecer y todo ello a pesar de la pandemia.