Las Sierras son aquellos espacios que por su vegetación, suelo, cañadas, accidentado terreno y elevación sobre el nivel del mar se convierten en el alma para una región tan árida como la de Baja California Sur ya que son el lugar en donde se capta el agua.
Fieles guardianas de paisajes y comunidades atrapadas en el tiempo: oasis, cañadas, riscos, arroyos, ranchos y pequeñas comunidades parecen ajenos a lo que acontece en otras geografías.
Estas Sierras son responsables de captar y transportar el agua que finalmente constituye la recarga de los acuíferos que están a sus pies y de los cuales dependen actividades vitales para el estado como es el turismo y la agricultura.
Poblaciones como Santa Rosalía, Mulegé, Loreto, San Ignacio, La Purísima, San Isidro, San José de Comondú, San Miguel de Comondú,Ciudad Insurgentes, Ciudad Constitución, Las Pocitas y La Soledad, entre otras dependen del consumo de agua subterránea generada a partir de la precipitación captada en estas Sierras.
Baja California Sur no cuenta con ríos con flujos permanentes, son reemplazados por los conocidos oasis y manantiales, en los que todos hemos llegado a tomar sombra y admirar el color verde contrastante con un gris característico árido, estos oasis, se convierten en una manifestación puntual del sistema hidrogeológico de estos sistemas montañosos.
En el caso de los oasis más grandes, estos representan el sistema hidrogeológico regional a través de las celdas de flujo subterráneo regional que capturan el agua en las partes montañosas, donde el agua se infiltra a los substratos rocosos, para después surgir en las partes bajas después de viajar grandes distancias.
Estos ríos bajo la tierra llamados acuíferos, benefician a la sociedad por medio de un flujo continuo y permanente de agua, que en zonas áridas es todavía más relevante por la enorme fluctuación temporal de su recarga, aún en años en que la recarga por lluvias es prácticamente nula.
Crédito Miguel Ángel de La Cueva
Pero también, al observar con cuidado, resaltan amenazas a la viabilidad de este ambiente y sus comunidades: sequia, pobreza, migración, sobrepastoreo y tala indiscriminada, son manifestaciones de una compleja problemática socio ambiental, se presenta también el acuífero mayormente sobre explotado de Baja California Sur, con un déficit anual de 30 millones de metros cúbicos.
Por otro lado, se observa que la población del área enfrenta un proceso inexorable de envejecimiento.
Entre 1990-2020 en la mitad de las localidades la población decreció y en la otra mitad se observa un ritmo de crecimiento lento, nulo o estancamiento, lo anterior debido a insuficiencia productiva de las actividades económicas locales, falta también de alternativas productivas, servicios de salud, educación y accesos con caminos en muy malas condiciones, esto ha provocado este despoblamiento rural y propiciado la venta tierras, perdiendo no solo la propiedad sino la identidad y tradiciones que por generaciones habían perdurado.
Existen entonces una serie de amenazas que están teniendo impactos en diversos órdenes de las vidas de sus propietarios, habitantes y productores de estas Sierras.
¿Los recursos naturales se pueden considerar aún en buen estado de conservación?
Si y es el momento oportuno para prevenir un mayor deterioro, en conclusión, la espina dorsal de la cordillera de las Sierras de La Giganta y Guadalupe ejercen un control orográfico notable sobre la precipitación que se presenta: anualmente, en la época lluviosa, en invierno y aún en la época de secas, por lo que de estas Sierras dependen los ecosistemas terrestres y costeros, los humedales y los acuíferos, así como la existencia de las poblaciones dentro y fuera de las Sierras.
No puede dejar de observarse que el futuro de las generaciones venideras dependerá del buen uso que se haga de estas Montañas, sin olvidar las condiciones de futuros cambios en el esquema del clima global que cada vez se hacen mas notables.