México es un país en el que se habla español, pero con el paso del tiempo van surgiendo nuevas palabras que se adaptan al contexto social y cultural del país, por lo que se quedan para siempre, repitiéndose de generación en generación; como es el caso de la palabra merolico.
Dicha palabra se utiliza en nuestro país para referirse a personas que hablan demasiado, sin embargo, aquí te diremos cuál es su verdadero significa y cuál es su origen.
¿Qué significa la palabra merolico?
La palabra merolico significa "curandero callejero" o "charlatán", de acuerdo con la información proporcionada por la Real Academia Española (RAE).
Por su parte, la Asociación de Academias de la Lengua Española y el Diccionario del Español de México señalan que la palabra se refiere a personas que venden medicamentos o baratijas en plazas públicas, con promesas de efectos maravillosos.
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"Persona que vende medicamentos y baratijas en las plazas públicas anunciándolas con promesas, anécdotas maravillosas u ofertas extraordinarias.", explica la Asociación respecto al significado de la palabra.
La revista del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) coincide en que la palabra “merolico” refiere al “charlatán callejero, embaucador, por lo común curandero, que anuncia y encarece lo que vende".
Francisco J. Santamaría, agrega en su definición retomada por el INAH que comúnmente venden baratijas, medicinas, o artefactos de raras y maravillosas propiedades, a grandes voces y en lenguaje "ampuloso", como para llamar la atención.
Los expertos del INAH también apuntan que la palabra “merolico” se originó por la presencia de un "seudomédico" que llegó a la República Mexicana en tiempos del imperio de Maximiliano.
El supuesto médico que le dio su nombre a la palabra era "Meroil-Yock", un aventurero polaco que decía ser poseedor de drogas de infalible efecto para la curación radical de todas las enfermedades habidas y por haber, las cuales anunciaba en la plaza principal de la Ciudad de México.
El vendedor charlatán hizo bastante ruido y se ganó buena cantidad de monedas, pero luego se descubrió que no era mas que un pícaro embaucador.
Así fue como la ingeniosa sátira popular le adulteró el nombre Meroil-Yock por el de "merolico", que con el paso del tiempo se volvió un calificativo para las personas que hablan, así como para los vendedores de medicamentos y baratijas que prometen resultados "maravillosos" en sus productos.