Refrigerar los alimentos es la mejor manera de evitar que se descompongan, pero no pueden estar mucho tiempo dentro del refrigerador, como es el caso del pollo.
De acuerdo con el Consejo Europeo de Información Alimentaria (EUFIC, por sus siglas en inglés), debido a que el crecimiento de microbios es más lento a temperaturas bajas, el pollo crudo debe almacenarse en recipientes sellados en el estante inferior del refrigerador, que suele ser la parte más fría.
Sin embargo, el producto en cuestión tiene un tiempo límite dentro del refrigerador, el cual es recomendado para evitar que se consuma en mal estado.
¿Cómo se conserva el pollo en el refrigerador?
La Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) recomienda comprar el pollo antes de la fecha de vencimiento de éste; es decir, no adquirirlo el mismo día que caduca.
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También sugiere seguir al pie de la letra las recomendaciones de manipulación incluidas en el producto, en caso de que éste sea adquirido en un supermercado; así como mantenerlo en el envase o bolsa hasta el momento de cocinarlo.
Por otra parte, sobre el periodo de refrigeración, menciona diferentes tiempos, según el estado del pollo (crudo, cocido, en trozos, frito), que son los siguientes:
- Pollo fresco entero 1-2 días en refrigeración y un año en congelador.
- Pollo en partes 1-2 días en refrigeración y 9 meses en congelador.
- Menudos 1-2 día en refrigeración y 3-4 meses en congelador.
- Pollo frito 3-4 días en refrigeración y 4 meses en congelador.
- Platos de pollo cocido 3-4 días en refrigeración y 4-6 meses en congelador.
- En trozos cubiertos con caldo y salsa 3-4 días en refrigeración y 6 meses en congelador.
- Trocitos de pollo, hamburguesas de pollo 3-4 en refrigeración y 1-3 meses en congelador.
La FDA también aconseja que, si se congela pollo en el envase original durante más de 2 meses, cubrirlo con papel aluminio hermético resistente, envoltorio plástico o con papel para congelador; o bien colocar el envase dentro de una bolsa de plástico.
Sin embargo, lo más recomendable es consumir el pollo inmediatamente después de comprarlo, para no dar oportunidad a la generación de microbios.
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