Todo tiene un porqué a la hora de tomar una copa de vino, principalmente la manera en la que se sujeta con los dedos. Aunque no lo creas esto influye tanto en la comodidad como en el sabor de la bebida.
Y es que las copas están diseñadas para darle un mejor sabor y olor a cualquier bebida. Por supuesto que existen varios tipos, pero la más tradicional es la del tallo largo y el cáliz aglobado.
Lo primero a tener en cuenta es la temperatura del vino. La del tinto debe ser entre los 14 y 16 grados, mientras que la del blanco preferentemente debe rondar por los 4 o 5 grados.
Las cosas que no debes hacer al sostener una copa de vino
Hay algunos aspectos que se tienen que tomar en cuenta para tomarla de forma correcta: la temperatura, la estética y la comodidad. También recuerda que el dedo meñique nunca debe quedar estirado.
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- La temperatura. Ahora que ya sabes a cuántos grados debe estar el vino, entenderás por qué nunca se debe agarrar una copa por el cáliz, ya que se elevaría la temperatura con el calor corporal.
- Estética. No se ve bien tomar la copa por el cáliz, a menos que sea una de brandy o coñac las cuales se cubren con la mano para mantener las características del líquido.
- Comodidad. Sujetarla por el tallo te permitirá tener un mejor agarre y poder inclinarla cómodamente para beber el vino. Incluso podrás menearla sin que salte una gota de bebida.
¿De dónde se debe tomar una copa de vino?
La manera adecuada de sujetarla es por el tallo y con las yemas de los dedos. Así no se alterará ninguno de sus componentes y la copa se mantendrá siempre transparente.