Ahora que en la Ciudad de México, así como otras partes de la República Mexicana, estamos en semáforo verde, algunas personas quizá piensan en dejar de usar el cubrebocas, pues consideren que el riesgo de contagiarse de COVID-19 es menor, aunque otras prefieren seguirlo usando tal vez porque padezcan el síndrome de la cara vacía.
En la propia capital del país, la Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, indicó el viernes pasado que se mantiene el uso de la mascarilla para evitar contagios.
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¿Qué es el síndrome de la cara vacía?
El síndrome de la cara vacía se trata de un malestar formado por un conjunto de síntomas que las personas manifiestan cuando no llevan nada que les cubra la boca y están presentes otras personas, de acuerdo con los especialistas.
José Antonio Galiani, psicólogo en el Centro Psicosanitario Galiani, explicó al portal español NIUS que el síndrome empieza cuando la gente piensa: "Me puedo contagiar, la gente es una inconsciente, me siento desprotegido."
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A lo que siguen signos de orden emocional, como la angustia, ansiedad, miedo o temor; y finalmente causa nerviosismo, dolores, inquietud, sudoración, entre otros síntomas.
Lo cual puede llevar a que algunas personas no quieran socializar, a buscar protegerse de una manera exagerada y a evitar situaciones en las que pueda estar presente más gente.
¿Quiénes son los más proclives a desarrollar el síndrome de la cara vacía?
De acuerdo con el sitio de Más vida psicólogos Fuengirola, las personas más proclives a desarrollar el síndrome de la cara vacía son quienes han vivido con temor la pandemia causada por el virus del COVID-19 o quienes han padecido la enfermedad de manera grave, en ellos mismos o en sus seres queridos.
Cristina Agud, psicóloga sanitaria y psicoterapeuta en Teladoc Health, precisa en un artículo para Mapfre que las personas que tienen mayor probabilidad de desarrollar el síndrome son quienes tienen perfiles ansiosos o han tenido algún episodio relacionado con asiedad; los que sufren de hipocondría, agorafobia, ataques de pánico, tímidos extremos, entre otros.
Pues ese tipo de perfiles se protegen dejando de hacer cosas, lo que aumenta el miedo y puede llevar a provocar que ciertas personas no puedan salir de casa.
¿Cómo hacerle frente al síndrome de la cara vacía?
Galiani destaca que la clave para hacerle frente al síndrome de la cara vacía pasa por aceptar las emociones que cada uno siente cuando se reencuentra con otras personas sin cubrebocas; si no lo hacemos, "el camino será muy duro".
Por su parte, Gaud recomienda en lo general que nadie está obligado a ir sin mascarilla, además destaca que las personas pueden ir exponiéndose gradualmente a las situaciones que consideren amenazantes, empezando por las que consideren más fáciles y avanzando hacia las más difíciles.
También sugiere que la gente reestructure sus pensamientos irracionales, pues no es lo mismo dejar de usar cubrebocas si se está vacunado a si no se cuenta con la vacuna, o si convivimos con personas de riesgo, entre otros factores.
"Recuerda que la mascarilla es una barrera. Igual que nos protege, también nos distancia de los demás. Ver la cara nos ayuda a regular nuestras emociones", precisa.
No hay que perder de vista que en caso necesario, las personas que padecen el síndrome de la cara vacía, el cual sucede cuando alguien se siente expuesto porque otras personas no usan cubrebocas, pueden buscar ayuda profesional. _Con información de NIUS