Los gatitos son una de las mascotas más populares y queridas por los seres humanos, aunque a veces suelen ser ‘huraños’ y cuesta trabajo que ‘agarren confianza’ y elijan con quien dormir.
Desafortunadamente están a merced de las enfermedades y una de las más peligrosas para ellos es el Virus de Inmunodeficiencia Felina, popularmente conocido como VIH felino.
Esa denominación en realidad debería ser VIF, pero los veterinarios suelen equiparar el padecimiento con el que afecta a las personas con meros fines explicativos y por eso le colocan la letra H.
De acuerdo con el hospital veterinario Banfield, este mal es de acción lenta y “puede conducir a una infección permanente en los gatos afectados”.
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“El virus de la inmunodeficiencia felina se contagia a través del contacto con otro gato infectado. El virus se transmite comúnmente durante el apareamiento, a través de heridas causadas por mordidas asociadas a peleas, o a través de una madre infectada a sus crías”, indica el establecimiento en su portal web.
Pero no debes temer ni ‘satanizar’ a los ‘michis’: si por alguna razón te muerde un gato con VIH felino eso no significa que te dará la enfermedad en versión humana.
En realidad no te pasará nada, pues ese virus es únicamente en esa especie y por eso se contagia entre gatos sin que otras mascotas (como los perros) se vean comprometidas.
¿Cómo saber si un gato tiene VIH?
Aunque el padecimiento de los felinos no es capaz de afectar ni a hombres ni mujeres, debes tener cuidado si es que tienes a un ‘amo de Karen’ en casa.
Y es que podría contagiarse y eso afectará terriblemente su calidad de vida, además, podrá infectar a otros gatitos y eso deriva en múltiples gastos veterinarios.
En Radio Fórmula hablamos con Juan Carlos García, un diseñador mexicano que tiene tres ‘michis’ con VIH felino. Uno de ellos infectó a los demás, pues fue rescatado de la calle y no se sabía su estado de salud.
De acuerdo con el dueño de las mascotas, las consultas de especialidad pueden ir de los 250 hasta los 700 pesos. Además, los ejemplares enfermos requieren cambios en la alimentación y un costal de croquetas de tres kilos puede rondar los mil 500 pesos.
“Los interferones, por ejemplo, son un tratamiento para un gato de 5 aplicaciones. Esas deben recibirlas cada que se les da bajón y cuesta 3 mil 600 pesos”, indicó el joven en entrevista sobre su ‘paternidad felina’.
Sobre cómo detectar el padecimiento, Banfield refiere que generalmente son indetectables pero “cuando comienzan a aparecer, pueden convertirse en enfermedades persistentes o problemas intermitentes”.
“Los síntomas del virus de inmunodeficiencia felina no son específicos e incluyen fiebre, bajo nivel de actividad y apetito, enfermedades asociados a las encías (presentándose cono llagas en la boca), pérdida de peso y ganglios linfáticos inflamados”, expresó el recinto.
Así que ya lo sabes, si te muerde un gato con VIH felino no te pasará nada ni te contagiarás; no obstante, deberás considerar que el animalito requerirá atención médica especializada para no morir con dolor.
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