Cuando alguien dice África, uno piensa en los animales exóticos que puede haber en el continente; a la mente llega el recuerdo del gran desierto del Sahara y lugares como Madagascar por películas animadas que recrean lo divertido de la vida, pero para alguien que conoce todos los rincones del mundo, África es todo lo contrario.
Es aquí en donde Diego Gómez Pickering muestra lo que es el continente, una radiografía que abarca todos los puntos cardinales y que a su vez informa sobre dura realidad.
Descubrir nuevos lugares
El trabajo periodístico que hay en “África, radiografía de un continente” (Taurus) brinda una compilación de los viajes que ha hecho el autor, donde muestra la realidad de los países como Malawi, Jartum (Sudán), Trípoli (Libia), Angola, Kenia, Tigray (Etiopia), Gambia, entre otros.
Temas como la migración, las guerras y las invasiones de los propios países de África son temas que escalan y que algunas veces no llegan desde el otro lado del mundo, pero gracias a Diego, tenemos una visión más de lo que ha sucedido en los últimos años.
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Un acercamiento al continente africano
Muchos saben que este continente es muy alejado, pero sorprendentemente no se diferencia de otras realidades que hay en otros sitios del mundo.
Diego conoce más el África subsahariana (aquellos países que no limitan con el mar mediterráneo) y su afinidad por esta parte del mundo ha estado ahí desde siempre. ¿Por qué el interés a este continente? No sabe, pero desde pequeño tuvo curiosidad sobre esta África Negra y que a su vez recuerda la primera vez que toca tierras africanas, en abril de 1992.
“Con el paso del tiempo. Con los primeros viajes, las posteriores investigaciones académicas y con las siguientes visitas que hice como corresponsal al extranjero, para hacer coberturas periodísticas, con las expediciones de aventura y con viajes turísticos y con el conocimiento a la para conllevó cada una de estas 30 visitas que he hecho al continente se incrementaron los viajes”.
Así tuvo una afinidad, el cual empezó a crecer mucho más ese amor por su cultura.
Pero el trabajo de Diego es llevar al lector a conocer lo que sucede en esos lugares recónditos. Como corresponsal muestra los sucesos que ve. “Tenemos la fortuna de estar ´in situ´ y de presenciar todo tipo de acontecimientos desde la trinchera”.
“Se pone en segundo plano las necesidades, inquietudes o miedos o los resquemores para lograr de una manera objetiva posible transmitir las historias de vida de las personas que son las protagonistas de los reportajes”.
Sus personajes son migrantes, solicitantes de asilo que no está muy alejado de la realidad de lo que ocurre en Latinoamérica, que gracias a estos textos se puede visibilizar los hechos.
Aún y con una cultura tan distinta, cada uno de estos países no deja de sorprender a Diego. “En cada visita, sean a países que piso por primera vez, como en Eritrea, o los que visito por tercera vez, como es el caso de Costa de Marfil”.
“Hay siempre un momento, una persona, historia, paisaje, contexto, evento que sorprende, despierta la capacidad de curiosidad, de sorpresa no deja de estar ahí, de estar presente y la capacidad de sorpresa siempre está ahí, razón por la cual hace rica cualquier cobertura del continente africano”.
Pero para la labor de un periodista, también llega a cuestionarse sobre los peligros del trabajo, por lo cual uno puede preguntarse ¿hasta qué punto un corresponsal debe de llegar?
De los testimonios que realizó, hubo varios que fueron complicados para Diego como es el caso de los sobrevivientes del genocidio de Ruanda o de la República Democrática del Congo y los brotes del ébola.
“En la mirada de los entrevistados está reflejada la complejidad de esa operación de estado que sucedió a inicios de los años noventa y en la que todo el mundo se vio involucrado de una manera u otra”.
“Más que incomodidad, hay una generación de conciencia sobre realidades muy lejanas, pero muy difíciles y que nos llevan a reafirmar la valía de portar estas situaciones para el público mexicano”.